CRONICA DEL DELITO AL SILENCIO

Fexcalini

Se trata de un delito menor:

Donde vivo,

No tiene lugar el silencio.

Tieso en el umbral, cuando llega en cada mañana,

un ladrido encadenado lo descubre.

A la hora de la siesta regresa empequeñecido

 Y entra de puntillas por debajo de la puerta.

Uno de los niños, sosegado de hartura,

eructa una melodía de lava volcánica.

el otro, superhéroe de sus sueños de comics prorrumpe:

“Villano, cuando te atrapemos

entre bombos y platillos te haremos trizas”.

 

En la noche, bajo la sosegada luz de la luna,

mi mujer y yo, como encapuchados verdugos,

 le arrebatamos la cabeza donde se atreva a husmear.

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