Lebretta

J.R.Infante



No vi tus eneas al aire

—zigzagueo de carriles—

ni tus nervudas orejas

escudriñando el futuro.

Tan sólo vi

un cristal

por el que paseaba su quilla

una pareja de ánades.

Allí hay un mar infinito

de ondulaciones en verde

donde el pastor cuenta terneros

y las fornidas vacas entonan

una sinfonía de molares,

más yo no te veo

Lebretta,

ni tropiezo con las celdas

de tus inquietos bigotes.

Tu lomo no es algodón

por el que deslizo mi mano;

fina enea,

verdes juncias

y una playa de cantos rodados

se dibujan en mi mente.

Me uno al febril escapismo

de aquel martín pescador

y sólo oigo el canto

del campesino

que repite,

la voz grabada en la piedra.

Se van llenando mis poros

de fuerte aroma a resina,

de unos ojos que me inquietan,

del incesante golpeo

de miles de gotas de agua,

de la impenetrable montaña

y a ti no te veo

Lebretta,

pero presiento que estás,

porque creo en el susurro del viento

y la nívea mirada

de las nubes.

 

  • Autor: J.R. Infante (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de enero de 2023 a las 09:07
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 20
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Miguel Reyes
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