LA HABITACIÓN SUSURRA COMO UN NIÑO

Mireia Polo Cardona

Te sientas al borde de la música,

hundes tu corazón en los abismos

de la vibración que producen las cuerdas,

de la luz que se propaga en el ambiente

que entra por la ventana y rebota

hacia no se sabe dónde.

 


Y es entonces cuando todo se transforma...

 


El aire se respira como limpio,

las paredes se encogen hacia tu cuerpo

y la habitación susurra como un niño

que estuviera contándote un secreto.

 


El tiempo se detiene para mirar

cómo te entregas a la guitarra,

cómo te fundes en su abrazo

y no sabría decirte si tú la tocas a ella

o ella a ti.

 


Y así, tan tú, tan en ti mismo,

te observo depurarte, desahogarte,

olvidarte del mundo de ahí fuera,

desinhibirte, desestresarte, sentir,

mientras yo, tras cada nota

me enamoro un poquito más de ti.

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