Nos entra el otoño,
como si fuera para nosotros un acecho,
aunque aun llevemos anillo,
por la legitimidad sellada en aquel acto...
Por cada vena del cuerpo,
va nuestro amor ardiente y jamás saciado,
con su encanto tan sencillo,
y sus glóbulos milagrosamente en activo...
Aprovechemos el tiempo,
y hagamos de nuestra vida un incendio,
por este amor que te tengo,
con mi sangre de combustible inmolado...
Y Dios en el centro,
sin su látigo sacado en el templo,
en nuestro rojo otoño,
su presencia bendiciendo lo nuestro...
- Autor: el brujo de letziaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de enero de 2023 a las 04:24
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 22
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