Dos especies de tormenta

DOS ESPECIES DE TORMENTA

Dos especies de tormenta

eso es lo que tú y yo somos

en el cielo, en la marea

del viento y su inmensidad de ozono.

Pues ahí vas tú que repuntas

limpia, morena de ceniza pétrea

tomando el firmamento con tus manos

y atravesando el aire

con tu pregunta;

tú,

Tormenta

con todo el sentido,

lanza acerada de la niebla,

plomo fundido,

cristal cortado hecho manto

para el buen sueño de la tierra,

ala de ave en pleno giro,

grito de lava y su suspiro,

ébano abrillantado,

pantera,

llena de sueños y aristas,

prolífica en líneas y trazos, 

con alma de cuña,

corazón de taladro,

tú no esperas, arremetes

tú odiseas, no prometes;

no tienes mucho que ver conmigo,

que también soy tormenta, 

sí, 

pero ¡qué diferencia!

Más comparable es la música al ruido

o el arte a la misma ciencia.

Dos extremos somos, lo sé,

estamos en la otra punta,

yo no soy, no soy augurio de esperanza contenida

ni frontera traspasada de antemano;

yo no doy con la vista, como tú, la bienvenida

al sol y a la noche en la montaña y en el llano.

Yo voy por el mundo dando tumbos

de tormenta coja y friolenta,

yo soy majano,

yo soy maceta

y no tengo -ya que el sindicato así lo pide-

lugar de descanso para mis huesos

así que sigo cayendo

en uno y otro corazón sediento

sin mala intención

pero sin remedio

y sin la calma encontrar

ni quedarme

jamás

para sembrar ilusiones y verlas germinar.

Tú perdona, sabrás perdonar,

Archinémesis de mi sentido,

labradora involuntaria de mi soledad,

pero si un día mis ojos alzo

desde aquí donde mis truenos caen descalzos

para uno que otro despropósito

y me dirijo con la mirada a tu lugar

para dejar en depósito

mi corazón de truncado vendaval

no me hagas caso alguno, te lo pido,

ignora mis centelleos tontos

pues tú tienes que partir el mundo en trozos

-tú eres agua y no simple ruido-

y yo debo y tal cosa haré

quedarme aquí, en mi continuo peregrinar

hasta que llegue el verano;

ya hallarás tú, estoy seguro

en la nueva estación tu lugar…

yo me despido con la mano

en este mi dolor singular.

¿De qué sirve que yo te ame?

¿Qué sentido hay

en ser tu hermano

si es tu especie la única que va a perdurar?