DESCANSA DE MÍ.
Descansa de mí. Puedes irte. Puedes volver a los brazos que te han envuelto por tantos años, ir por la ruta de un amor distinto al mío. Vuelve al tipo aquel que te enfrenta con las dudas, con la vil desesperanza y con el gélido camino.
Yo me quedó acá, con mis manos en tu aroma y el clamor de tus pupilas sintiéndose culpables y atrapadas a la vez no queriendo enamorarse.
Comprendo que tus labios no han de pasar nunca por esta boca errante que tanto te soñaba. Entiendo que el amor es también una rutina, lo que nunca una pasión ha de ser en esta vida.
Y es que yo fui la pasión para soltarte una sonrisa, para ser sobre tu cuerpo un hormigueo de alta dicha. Yo fui el que conducía tu alegría por doquier, por instantes emblemáticos que colgaron desde el cielo. Pero yo fui una pasión combinada con amor, de esos sentimientos que en el mundo se castigan, y, lo que es peor, se olvidan.
Atrás quedarán las travesías nunca concretadas, los sueños elevados que nunca compartimos y todas las palabras que tampoco utilizamos. Atrás quedará el fuego de tus ojos en los míos y de aquel momento mágico, puro, dulce y tan sencillo.
Olvídate de mí. Descansa de los días que iluminaron tu sonrisa, en donde supe verte feliz como no eras. Hoy yo también descanso del payaso convertido, el que en ti causaba risas e incluso carcajadas. Vuelve con quien sabe producirte las tristezas, porque yo no puedo, amada, provocar tal mal en ti. Tan solo puedo amarte revestido de silencio y decirte sin palabras que eras más que solo un sueño.
Puedes irte. Yo no voy a detenerte, ni jamás necesitarte porque nunca fuimos nada. Un beso nunca hubo y tampoco una palabra que juntara los caminos, fuimos solo el magnetismo de dos cuerpos construidos para ser uno entre miles, pero tampoco lo entendimos.
Tú no lo entendiste. Yo quise ignorarlo. Sin embargo, no se puede con la fuerza del amor: tú sentiste mi cariño y el tuyo sentí yo. Así tan simple todo. Así tan simple, ¿no?
Pero nada. Sé que eres de otro y debiera resignarme, porque yo también de otra soy y seré siempre.
Y que el señor me castigue por haberte seducido y que a ti te absuelva pronto por haber hecho lo mismo.
Descansa de mí. Puedes irte. Al fin y al cabo ambos tenemos otra vida y no podríamos nunca... nunca compartirla.
- Autor: Danny McGee. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de febrero de 2023 a las 20:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: MISHA lg, Martha patricia B, Mauro Enrique Lopez Z., David Arthur
Comentarios1
......Sé que eres de otro y debiera resignarme, porque yo también de otra soy y seré siempre........
a veces el amor no florece , quedándose solamente un deseo.
Un abrazo amigo
David
Rescatando mis versos. Eres una gran persona, David.
Muchas gracias.
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