Todo llega muerto al ojo (y a la mente). Esa estrella que vemos cada noche desde la ventana del dormitorio falleció hace siglos; lo que nos llega es su fulgor. Esa idea que acaba de asentarse casualmente en tu cabeza murió hace siglos en los tratados de filosofía…
—Juanjo Millás. Articuentos.
Nada es original, Magdalena.
Sé que eres una chica de provincias
que prueba suerte en la gran urbe.
Sé que tienes mucha ilusión en hacer
camino entre el sargazo intrincado
de la competencia, eres talentosa.
Sé que tienes tu título, en Bellas Artes,
y bien que sé que sacártelo
supuso ríos de tinta y sudor,
noches enteras bajo el flexo tras
un día afanada en ganar unas perras.
Sé de tu inmenso tesón, de las ganas
de depender de tu trabajo, sin necesidad
de buscar el socaire de un hombre rico,
solo, falto de cariño, que financie tu miedo,
tu inseguridad, y a cambio de camastro
le prodigues lo mejor de ti misma, sin merecerlo.
Sé que eres digna, de una dignidad no escrita
antes en ninguno de los anales imaginarios
de la gente corriente; aquella que nunca aparecerá
en ninguno, porque la Historia solo reserva
sus páginas a las guerras y a los reyes.
Se te da fenomenal pintar, lo sé, y sé también
de tu deseo de exponer en la galería de Machuquito,
la de la esquina de la calle Montero, y que acoge
a la flor y nata del arte alternativo.
Confía en ti, tienes todos los mimbres para
el mejor cesto, tienes una intuición y un gusto
incomparables y toda la vida por delante
—como Gil de Biedma—, y todos los marchantes
haciendo cola. Confía en ti, Magdalena...
Sí, lo sé, quieres ser única, original, inédita.
Prueba con ser tú misma; si lo haces estarás
más cerca de conseguir ese propósito.
Tienes mucha enjundia dentro, mucha cultura
leída y vivida que, estoy seguro, ha formado
en tus sentinas un sedimento precioso,
de una calidad exquisita, que más pronto
que tarde hará las delicias del público.
Estoy seguro.
Y tu ¿Estás segura también?
Si lo necesitas me ofrezco como soporte,
sostén, consuelo de tus penas, tus angustias
si vienen a afligirte el alma, tus desvelos
en la lucha que librarás en pos del éxito.
Aquí estaré enhiesto, firme.
Si necesitaras alguna vez un abrazo
te lo daré en cero coma, nada más lo pidas.
Me haré arco para acogerte, para fundirte
en mi pecho y darte el calor preciso para
que resurjas como ave fénix.
Aquí estoy. Confía en ti, lo tienes todo.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de febrero de 2023 a las 08:16
- Comentario del autor sobre el poema: Al talento hay que empujarlo, si quiere generar rendimiento.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: Nina de Marco, Alexandra L
Comentarios1
Alberto amigo, tu Magdalena tiene surte de tenerte. Bellas palabras de motivación y apoyo impresas de tu sello personal, grato leerte abracitos.
Es ficción. Nada de lo que he escrito obedece a ninguna realidad, me ha salido así. Un saludo y gracias por tu visita Marta.
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