Nocturno-.

Ben-.

En esta trituradora

donde no habitan mármoles

estatuas fúnebres, presidios

de otras hojas improbables.

Donde el llanto semeja luz de luna,

y caen gotas de rocío

sobre el llano manto crepuscular.

Dejando la mano se agota

el misterio del torrente sanguíneo

en que lo oscuro llora, su místico

desvarío, a ti te observo: declinante

por las avenidas sin párpados de los ojos.

Sin futuro, claudicando,

las bestias forman arreboles de ojos disecados,

de iris deformes, donde

su lágrima, acaba de deplorarse.

Viles estrellas, de amenazas incesantes,

acabad ya con esta trituradora-.

 

©

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.