Velas muertas

Golpe de mar

 

 

 

Los 50 Hz de la lámpara de noche 

se están marcando un recital

con un sólo, rotundo y asfixiante poema,

aprovechando el vacío de tu escenario derruído.

 

                           Humeante.

 

 

La yesca en tu sonrisa, la llama en tus gemidos y el combustible derramado en cada movimiento de tus ojos. 

 

 

Apagar todo el desastre, 

con este traje ignífugo refrigerado con silencio.

Mis lágrimas en la motobomba no dan abasto, 

demasiado calor y hoy…

 

                             Calima.

 

Apenas le bajé unos grados al colchón.

 

Su terciopelo mutado a cáustica, afilada salina.

Virutas de espejos, reflejos caprichosos de besos apretados en bolitas de papel platina,

se ensañan con mis cueros hechos 

 

                             trizas

 

En esta noche sin luna ni lechuza ni lobo hambriento,

En esta noche anónima y triste

En esta nuestra noche a solas, de 

 

                         despedida.

 

 

 

 

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