No tienen límite ya mis grandes alas,
que el pasado tiempo ha enseñado a volar,
ya no es más áspero ese diamante en bruto,
que tus palabras han sabido limar.
Mi buen amor, mi compañero y maestro,
llegaste a mi vida para vislumbrar,
que el otro es espejo en que logramos vernos,
y al conocernos podemos progresar.
El destino escrito estaba en nuestras manos,
encontrarnos no era una casualidad,
nosotros marcamos esa diferencia,
que hizo de anhelos una realidad.
No tengo reparos en gritarle al viento:
¡no he sido perfecta, pero hoy soy mejor!,
he aprendido tanto de nuestra experiencia,
que en la otra venida no habrá más dolor.
¡Piadoso es el árbol de frondosa copa!,
¡dichosa la abeja que con su labor,
transmuta en dulzura ese preciado néctar,
dándole a las flores un nuevo valor!.
¡Virtuosa es la lluvia que nutre la tierra!,
¡nobles las lágrimas que arrastran dolor!,
¡sabio es ese río que busca en el mar,
ensanchar su cauce para ser mejor!.
Lucila De Melo(MMGA)
Uruguay
- Autor: Lucila De Melo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de febrero de 2023 a las 09:35
- Categoría: Amor
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: Dante Cruz Velez, Ben-., MISHA lg, Alberto Diago, Classman, Freddy Kalvo, Antonio Miguel Reyes, alicia perez hernandez, Tommy Duque, Ed-win, Alfonso J Paredes, David Arthur
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