Dos cuerpos desnudos,
frente a frente,
calor de estío
entre sábanas húmedas,
remolino y espuma;
resaca de mar bravío
después de la tormenta.
Tu piel es a la luna
lo que el rocío a la hierba
una mañana fresca de primavera
y yo que reposo en tu vientre,
¡tu vientre!
tibio volcán de almendras y madreselva
que beso como el agua a la orilla.
Te miro,
y el arrebol de tu pecho agitado,
¡Oh, sustento y fuente primigenia de la vida!
me sabe a miel silvestre
que mana fecunda,
dulce narcótico
que arroba el sentido,
el alma y la mente.
Cansada de amar,
saciada de amor te duermes
y mis dedos dialogan no sé que cosas
con tu contorno y tu pelo
mientras tus muslos
son apenas un murmullo
apegados con la rudeza de los míos.
Y es justo en ese instante,
cuando siento que muero
porque sé que te quiero
y tal vez vos me quieras,
pero habrás de marcharte cuando despiertes;
- Adiós mi amor,
sé que en tu casa te esperan.
-. PaR
Derechos Reservados
21022023
- Autor: Par (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de febrero de 2023 a las 17:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Antonio Miguel Reyes
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