Sobre tus hombros desnudos,
el sol gastado de los techos,
aún bajo el pesado ropaje del invierno,
con su sombra de viejos maderos,
y el silencio inmóvil de las paredes blancas
reflejándose en el llanto azul de los espejos.
La casa se asoma a un norte sin pasado
como pájaros que buscaran mareas de otra noche
en un cielo donde las voces han enmudecido
porque el silencio no recuerda su nombre.
La casa y tú, idéntico paisaje,
la misma piel que por los poros respira
la savia de árboles llorados,
la vértebra que traza el atlas de las tempestades
en el ojo plateado de los charcos.
Hallo en ti el fulgor de las aguas repentinas,
la alargada sombra de los astros suicidas,
el sabor que deja en mi boca el beso tatuado,
el llanto para mi sed y la carne para mi hueso,
la luz y la oscuridad
formando parte del mismo recuerdo.
- Autor: Gonvedo ( Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2023 a las 18:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Miguel Reyes
Comentarios1
Feliz regreso amigo.
Buenas letras.
Un abrazo
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