Los atardeceres no eran su amor correspondido,
su vista nublada por el deseo común
era la idea forzada de que ella aún no se había ido.
La sorpresa serena de su ausencia
era el trago amargo que debió haber bebido,
la fuerte tormenta sin anestesia
perturbaba lo que aún no había entendido.
La farsa huella en su cuerpo
y los momentos incoherentes
de un amor dolido.
- Autor: Un autor por conocer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de febrero de 2023 a las 01:18
- Comentario del autor sobre el poema: Con amor propio no hay tragos amargos, si aprendes amarte no hay apegos, solo amor.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Vogelfrei
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