La oscuridad como una garganta
traga la lumbre
pequeñas bujías de almas en pena
y buscadores de resplandor.
Laten trémulas
paredes de esperanza
en silenciosas jornadas.
En la caverna
la respiración es profunda,
un animal resopla
en el laberinto subterráneo
como si fueran velas
que deshaga el aliento de azufre,
las llamas palidecen
en el interior.
Todo es turbio en esta senda,
el detritus de un territorio.
Esa noche que me cubre
genera un temor especial.
Insta a que el beso a mis hijos
siempre sea el primero y el último.
En el interior, la bestial penumbra,
el oxígeno que siempre falta.
Experimento la muerte
en el descenso,
por esta razón aseguro
que la muerte recupera
cada instante de felicidad.
Los revivo en el camino
cuando el oxígeno sólo permite
sentir que alucino.
Un río inquieto corre con las luces,
las conduce a otras vidas,
a mí me queda la oscuridad inmensa,
la profundidad del silencio.
La vida de este minero
se va secando,
habituado a la pérdida,
al goteo incesante de los hilos dorados,
como si fuera sangre
derramada por la montaña.
Se marchará la sangre
en la transpiración espesa y sofocada,
se irá con la ilusión
de que la oportunidad viniese
a regalarme el tiempo hermoso
de la familia que tiene lo que necesita,
el amor y la posibilidad de crecer
en la unión y en el tiempo.
Pero el oxígeno es escaso
y la exigencia y el deseo gigantes.
Arrancan un peñasco
de enorme tamaño
con el fin de asegurar la tierra
o la paz de la familia.
Con anhelos gigantescos
y pequeños derechos conquistados
y el vacío de leyes
es el grillete que inmoviliza.
No hay quien mire nuestra familia,
estamos desprotegidos
y las leyes están para garantizar
la actividad y producción minera.
La guerra es silenciosa,
y el hambre, la necesidad,
son inyectados.
De la vulnerabilidad
obtienen ejércitos, y entendemos
que nuestras voces dinamitan.
Astillaron todo el cuerpo
con esquirlas de un negocio,
la amputación de los amigos
antes de perder los ojos.
Estuvo comprometida mi vista,
de estas heridas la consecuencia
es inevitable,
estamos en el lugar propicio
para extinguirnos.
Yo los traje cerca y la culpa
es enorme, mi niño está mal.
No tenemos diagnóstico,
la espera es ahora una terapia.
No soporto la inacción,
la mentira de este sepulcro.
¿Por qué no han actuado?
¿Qué mal pudo sufrir
que transmite esta oscuridad,
la espesura de esta oscuridad,
y es bautizado con el silencio
de los doctores?
¿Por qué los doctores
no pueden hablar?
La única certeza es la costumbre
de desviar vista y oído.
Las consecuencias drásticas
que caen después de la severidad
encadenan la suerte de uno
y compran de este modo el silencio.
La muerte es una compañera
en el vientre de la montaña,
un retoño que se pierde
en el vientre
tiene allí la vida y la muerte.
El brote de movimiento
en el interior de la montaña
perderá su razón de ser,
la fe que remontaba
cuando la oscuridad
recupere la densidad.
Y el silencio
y la soledad
y los secretos
de las perforaciones
del vaciado útero
mantendrán forma de olvido.
Yo retorno al beso,
el último y el primero,
antes de cerrar los ojos
todos los días,
antes de que la oscuridad
crezca demasiado.
Nunca podré olvidarla,
porque las noches
perdieron el nombre
en el vientre
crece el vacío.
Ahora las noches no
tienen un nombre propio.
Pintura de Zdzislaw Beksinski
- Autor: hugo emilio ocanto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2023 a las 00:01
- Comentario del autor sobre el poema: Autor: José Luis Galarza - - Comenta: A lo largo de la poesía he recogido voces de mineros, uno dijo que ingresar a la mina es morir y salir revivir, grafica un poco el estrés y el peligro en su vida diaria. Saludos cordiales. J.L.G. - A pedido de su autor, interpreto sus letras con todo mi sentir. Feliz día, amigas, amigos, lectores del alma. Hugo Emilio.
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: Lucía Gómez, HENRY RUIZ, MISHA lg, Lualpri, José López Moreno., Classman, Antonio Martín, Hugo Emilio Ocanto, Llaneza, Miguel Ángel Miguélez, David Arthur, El Hombre de la Rosa, Patricia Aznar Laffont
Comentarios7
es un problema de siempre y lo peor ningun gobierno hace nada en realidad
gracias por compartir
Los revivo en el camino
cuando el oxígeno sólo permite
sentir que alucino.
Un río inquieto corre con las luces,
las conduce a otras vidas,
a mí me queda la oscuridad inmensa,
la profundidad del silencio.
La vida de este minero
se va secando,
habituado a la pérdida,
al goteo incesante de los hilos dorados,
como si fuera sangre
derramada por la montaña.
besos besos
MISHA
lg
Así es Misha, estamos muy agradecidos por tus palabras. Un abrazo.
Inmensas gracias por acercarte y comentar
las letras de su autor, Misha.
BESOS.
mi querido Hugo , lo que despertó ese poema en mi , me hizo volar a muchas otras situaciones, de los mineros mientras te escuchaba declamarlo gracias poeta por tan bella declamación con tanto énfasis.
bella tarde para ti
besos besos
MISHA
lg
Gracias estimada y apreciada Misha.
Sabes que dentro de mi posibilidad,
trato de posesionar de las letras a través
de lo que SIENTO por ellas.
Finalices el día con felicidad, querida amiga.
Besos.
Poema escrito con el dolor de la verdad.
Incertidumbre cada día.. miedo cada minuto. El derrumbe en el interior de la mina te sorprende.
Muchos mineros perdieron la vida a cambio de un trozo de pan, o enfermar de por vida.
Declamación de Hugo Emilio, que hace del poema como si estuviéramos en el interior de la mina.
Letras, muy ciertas de J. L. G.
Declamación de Hugo Emilio, que da gusto escuchar.
Enhorabuena Poetas!
Agradezco el comentario y ciertamente Hugo nos permite vivir el desasosiego del yo poético. Saludos
Perfecta definición del poema de su autor, José.
Grato placer tu comentario para ambos, poeta.
Inmensamente agradecidos.
Saludos Poeta!
Muy agradecido con vos Hugo por esta magnífica interpretación que añade otra dimensión, más palpable, a la realidad representada. Lo disfruté muchísimo. Un afectuoso abrazo para ti
Mucho te agradezco a ti haber cedido tus letras, José Luis.
Para mí ha sido un gran placer declamar.
Un sentido abrazo, amigo del alma.
El placer es todo mío querido amigo del alma.
🙂
Sabés qué, escucho tu interpretación una y otra vez y me despeluca el cuerpo, me permitiste leerlo como si no fuese mío y realmente me conmoviste. Gracias por estos sentimientos especiales que producen tus interpretaciones. Afectuoso abrazo.
José Luis:
Siempre he de agradecer el hecho de que tanto confíes mi, poeta.
Mi voz, pertenece a cada uno de los poetas del Portal.
Tu personalidad y humildad te permite solicitar mi voz.
Y yo te la otorgo, de corazón.
No todos me PIDEN mi voz.
Mayormente soy yo el que solicito dar mi voz a sus temas.
Afectuoso y sentido abrazo, poeta.
Ojú! Qué interpretación... 👏👏👏👏👏
Si ya el poema de José Luis es intenso y desgarrador en tu voz se siente el miedo, la desesperanza, la frustración y la injusticia de una forma que conmueve hasta las piedras de esa montaña que se traga la vida de los mineros...
¡Un fuerte abrazo para cada uno!
Existe mucha belleza espiritual que siento al leer
lo que expresas, Miguel Ángel.
Muchas gracias en nombre de ambos, poeta.
¡Un fuerte abrazo, amigo!
Fuerte abrazo querido Miguel, hermoso comentario y apoyo lo que dices, Hugo agregó matices y una dimensión nueva a mi poema.
Muy buen poema de J.L.G. que nos lleva a la oscurdiad y el pelígro de las minas, interpretado con todo su sentir por Hugo Emilio.
Abrazos poetas
David
Muchas gracias por acompañarnos en este bello
poema de José Luis, David.
Inmenso placer.
Abrazo poeta.
Hugo Emilio.
Hermoso trovar versos de J.L.G. que declama con su arte nuestro compañero y amigo Hugo Emilio Ocanto recitando las geniales estrofas del gran poeta Don José Luis Galarza.
Saludos a los dos desde el Norte de España
El Hombre de la Rosa
Inmensas gracias por acompañarnos, Críspulo.
Inmensamente agradecidos, Maestro.
Fraterno abrazo.
Aplausos a ambos, Hugo: qué feliz interpretación y los versos de José Luis, hacen temblar por su hondura.
Artista querido, felicidades!
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