Me es muy grato participar en este espacio de escritura y poesía, y a todo el mundo aprecio, pero en más de una ocasión debo de ausentarme por algún tiempo...
Saluditos de Carmen
En un mísero pueblo de montaña poco habitado, vivía un joven matrimonio con sus dos hijos, Julián de tres años y Tomás de dieciocho meses. Los dos niños jugaba siempre a la puerta de la casa junto con el hijo de la casucha de al lado, pues los tres críos eran más o menos de la misma edad.
Todos vivían como podían. Las pocas tierras que poseían eran muy duras de trabajar y poco daban para llenar las bocas, no obstante las patatas y las hiervas comestibles siempre hacían buena olla y llenaban los hambrientos estómagos. El sol y el aire de la montaña hacían el resto para mantener los cuerpos sanos. Los chiquillos se criaban como manzanas en el árbol, robustos y sonrosados.
Pocos vehículos transitaban por aquellos parajes casi olvidados de la mano de Dios.
Un día un auto muy lujoso se paró delante de la casuca donde jugaban los tres niños. Salieron del coche una mujer y un hombre muy trajeados. Los padres de Julián y Tomás se acercaron a los visitantes y estuvieron hablando largo rato con aquellas personas, mientras sus vecinos curioseaban desde lejos.
Una mañana salió el niño Julián solo sin su pequeño hermano a jugar con su amiguito. Inquietos y curiosos los vecinos preguntaron por Tomás. La explicación que les dieron es que el niño había sido vendido a unas personas muy adineradas para que tuviese un buen futuro pero, Julián nunca debía de saber que tuvo un hermano. El secreto así quedó acordado.
Pasaron los años y Julián se convirtió en un joven fuerte que trabajaba de sol a sol junto a su padre.
La vecina que siempre fue envidiosa de la suerte del pequeño Tomás, ya no pudo por más tiempo guardar el secreto, la envidia la corroía desde entonces porque los ricos no llamaron a su puerta para llevarse a su niño. Habría sido un potentado y no viviría en la miseria.
Una tarde, cuando el mozo regresó del campo le contó la historia de su hermano.
Julián abandono a sus padres por no haber sido el hijo elegido en vez de a su hermano. Hubiese sido un hombre rico y no un miserable campesino.
Por su parte, Tomás, jamás quiso volver a ver a sus padres, se avergonzaba de su humilde origen y sentía desprecio por ellos porque había sido vendido.
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La delgada línea de la conciencia.
Carmen Úbeda Ferrer ©
- Autor: Carmen Ubeda Ferrer ( Offline)
- Publicado: 27 de febrero de 2023 a las 06:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, alicia perez hernandez, Elena. DC, Freddy Kalvo, Antonio Martín
Comentarios5
Triste historia que desgraciadamente se produce en repetidas ocasiones. Saludos
Muy cierto que es triste y muy real. No exactamente a esta historia pero si, sacada de una realidad no muy lejana a mi. Muchas gracias por tu comentario y tu tiempo.
Saludos afectuosos
Carmen.
Que gusto mi Carmencita volver a leerte . Apapachos mi reina bella
Mi querida amiga. De nuevo estoy en Poemas del Alma. En cuanto puedo vuelvo.
Muchas gracias por tu cariñoso saludo y tu comentario ♥
Una Historia que pudiera ser hasta verídica amiga.
Felicidades y un abrazo.
Apreciada Elenas: en mis poesías y relatos también existe una fina línea que separa la entre realidad y la ficción. En este relato hay mucho de realidad.
Muchisímas gracias por tu comentario.
Un abrazo de
Carmen.
Tu obra poética es un vivo reflejo de lo que la realidad misma nos otorga en el día a día. Mi conclusión final - a partir de lo que has escrito y compartido más lo que he visto en muchas personas - es que, en muchos, esa línea delgada a la que haces referencia, suele tener precio y, por tanto, la venden o empeñan por unas cuantas monedas.
Aleccionadoras letras mi estimada Carmen.
Abrazos fraternales.
Querido Freddy. Como bien comentas todo tiene un precio. Para bien o para mal. Luego queda la conciencia de cada cual.
Te quedo muy agradecida por la lectura y el buen análisis de mi relato.
Un afectuoso abrazo de
Carmen.
Interesante historia amiga. las cosas quepueden darse entre los seres humanos. Con cariño
JAVIER
Muchísimas gracias, Javier por tu comentario. Cierto que se dan tremendas cosas entre los seres humanos. A veces nos pasamos de la línea...
Cariños
Carmen.
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