Al amanecer, tímidos. dorados rayos de sol,
iluminaran las orillas de la tierra que habitas.
Compañera.
Dorados ellos como dorado tu pelo.
Oro en tu hocico, pelo y corazón; ahora ajado.
Mil caminos en nuestros paseos,
Millones de pasos en mis ojos... contemplándote.
Compañera leal.
Hay ángeles sin alas, con cola y cuatro patas...
Donde Dios hizo alarde y gala,
De su poder creador en la belleza.
De oro ha sido, de disfrutarte, la riqueza.
Compañera soñada.
Pero los días pasan rápidos en la vida de los ángeles...
compañera de dorada luz.
Al destino debo agradecer la gracia de encontrarte,
Y con el corazón roto
Sin queja al despedirme.
Compañera fiel.
En nuestro reencuentro, descubriremos paseos,
Entre Andrómeda y Perseo
Entre Casiopea y las osas que te dan nombre.
Y ya no haré duelo por tu ausencia, solo decir al hombre adiós,
Y a ti, ¡Hola otra vez, mi dorada compañera!
Triste es la reja del hortelano de la vida.
que solo cosecha soledades y ausencias
Mi niña y mi tesoro.
Gracias mi don, gracias, Artica,
mi adorada compañera.
- Autor: Apocrifo ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2023 a las 06:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Martín
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