Paroxetina

Siento la pesadez de mis ojos que no pueden dormir,

Las mañanas no representan ningún alivio,

Me desespera el sonido de las voces que me sacan de mi sueño preguntando por mí,

¡Que necedad la suya!, involucrar el tartamudeo impasible, ajetreo de lenguas, desgastando preguntas desvariadas, curiosas, impacientes y muy mal elaboradas para robar información sobre mi estado,

Que ¿Cómo me siento?, esa pregunta camino con sus patitas cortas por muchas bocas en medio de la sala, sin consultarme directamente a mí, en un suspiro corto y tratando de ser amable,
azote la mesa con mis manos espantando a la gentezuela, dije: pasaron 6 meses,

(dando la espalda) -suspire - ¿Cómo me siento?

Durante todo este tiempo me he dado la oportunidad de responderles a mi manera,

Una mañana me desperté a observar el majestuoso cantico de las aves, despertando de su cálido nido, no escuche ningún ruido, fue una mañana silenciosa,

A la tarde siguiente, me detuve a sentir el frio roció primaveral del rosal de mi abuela,

Mientras, mis ojos se despistaron para admirar la sombra diluida por la lluvia que connotaba la imagen de mi madre rumbo a su trabajo,

Y al medio día, analice entre pasajes de placer que aun permanecía el dolor magullando en mi pecho, y note que nadie lo percibía, incluso abrace el regazo de mi amado para saber si acaso logra auscultar el ritmo de sístole inadecuado que percibía intacto en mi pecho,

Y esta mañana, en respuesta a tu pregunta he despertado irritable, herida, despedazada, y me he desquitado con todos aquellos a los que les he brindado mi amor, en búsqueda de una migaja de clemencia y compasión al dolor azotante que retumba en el ventrículo izquierdo de mi corazón, me roba la noche, la vuelve fría, y en consecuencia a su frio tacto,

me siento triste.