Te fuiste y llegaste

jorge enrique mantilla

Te fuiste y llegaste

 

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Llegaste cabizbaja, ida, meditabunda y toda desorientada

Así como te fuiste un día y de su huida lamentablemente recordada

No escuchaste mis ruegos, ni quisiste ser de mi corazón escuchada

Llegaste flaca, huesuda y ojerosa y melancólica en su mirada

En otros lares te despreciaron y ya por nadie era buscada, ni deseada

Te marchaste en silencio en una noche oscura y con el cantar del gallo en la madrugada

Me dejaste el cuerpo herido y el alma a borbotones sangrada

Si eras mi princesa y de mi reino, la mujer querida y por siempre amada

Llegaste andando coja y lentamente, en una muleta sin fuerzas apoyada

Sin maletas, sin riquezas, sin escudo y sin tu afilada y cortante espada

Arribaste jorobada y con la cabeza gacha y tristemente hacía un lado, inclinada

Los perros del vecindario te han perseguido, anunciando con sus ladridos, tu espeluznante llegada

Pero en mi corazón palpitante, nunca te has ido y jamás ha sido olvidada

 

-2-

Porqué te has ido, si te quería como toda una bella esmeralda de mujer valiosa

Como el jardín florecido, lleno de pétalos de orquídeas y de hermosas rosas

Tus risas eran mis alegrías y las felicidades preciosas

Eras mi bella y ardiente dulcinea, de vanidades y orgullos caprichosa

Porqué te fuiste de mi lado, si eras mi amante y mi tormento de aires de la naturaleza maravillosa

Si revoleteabas como mariposa de mil colores, bella y vigorosa

Si eras mi esposa, mi adorado querer desbocado y mi ardiente y sofocada moza

En las noches placenteras, eras mi luna llena de pasiones ardientes, excitantes y calurosas

Si eras la playa de mi agitado mar y mi gigantesca ola ondulante de espumas presurosas

Mi riachuelo transparente y cristalino, de sus calurosas aguas amorosas

 

-3-

Llegaste una tarde, sin saber durante muchos años de tu inesperada y olvidada vida

Ni en tu cuerpo, ni en la sombra de tu rostro, por nadie al verla era conocida

En un andén debajo de un frondoso árbol, se ha quedado profundamente inerme y dormida

Los años pasan, la vida sigue y los recuerdos con el tiempo uno que otro olvida

La alcé en mis brazos y sentí su cuerpo, su aroma, su perfume y la llama del pabilo aún seguía encendida

Sonó la música y una bella melodía la despertaron desubicada, quedando atónita y sorprendida

Recordó el ayer y besándome confesó su pecado y el arrepentimiento del dia en que, despavorida no supo de su huida

Y en la habitación de aquel bohío, aún se sentía el calor y la emoción, que en años estaba olvidada y escondida

Tembló todo el caserío y se estremecía la cama de la habitación, inundando de amor, de pasión y de sexo, dándole la bienvenida.

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga, marzo 10-2023

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