Garcilaso, a pesar de su estrecha
amistad con el emperador Carlos,
fue desterrado en una isla del Danubio.
Mi amigo José Manuel Caballero Bonald dedica a ello un delicioso poema que dice así:
Meditación en Ada-Kaleh.
Vana interrogación la del que llega
al Danubio a deshora y busca
la memorable isla donde
otro exilio más cruel que el del oprobio
purgara Garcilaso.
Allí las aguas
con un manso ruido, fingen
aceros entre sordas
escaramuzas de la nieve y una rama
de marchito laurel navega
inconmovible hacia ningún destino,
mientras la noche es cárcel
y duro campo de batalla el lecho.
La seducción que la memoria adeuda
a una lectura justa
en tiempos de desorden, torna
a recobrar su apego
frente a esta orilla de arrasadas
églogas donde,
preso, forzado y solo,
el poeta a la vida imputara
la recompensa hostil de su heroísmo.
Mas la isla no es ya
sino un rastro ilusorio en medio
del furtivo Danubio. Cómplice
de sí misma y antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte,
sólo el agua discurre
diversa entre contrarios y atestigua
que otro nuevo destierro reservó
la erosión de la historia
al refugio infeliz del desterrado.
Por lo visto, según dicen las crónicas, Garcilaso fue objeto de destierro por decreto real
a consecuencia de un desacato; el rey, de cuya razón no doy cuenta, ordena al poeta no
asistir a las bodas de su sobrino y él, tirado de la consanguinidad y del deseo expreso del
contrayente, supongo —no lo he consultado—, estuvo presente y gozando a su sabor del
despliegue festivo y gastronómico que tuvo lugar.
El rey, una vez hubo llegado la noticia a sus oídos, comunicó a sus agentes la detección
ipso facto del poeta y el consiguiente desplazamiento a la Isla de Schut, que así se llama.
Estuvo un corto espacio de tiempo gracias a la intervención del entonces Duque de Alba
quien, con la intención de levantar el agravio, lo movilizó aún con la reticencia del monarca.
En su canción III el poeta da cuenta de su experiencia danubiana de esta manera:
Canción III
Con un manso rüido
d’agua corriente y clara
cerca el Danubio una isla que pudiera
ser lugar escogido
para que descansara
quien, como estó yo agora, no estuviera:
do siempre primavera
parece en la verdura
sembrada de las flores;
hacen los ruiseñores
renovar el placer o la tristura
con sus blandas querellas,
que nunca, dia ni noche, cesan dellas,
Aquí estuve yo puesto,
o por mejor decillo,
preso y forzado y solo en tierra ajena;
bien pueden hacer esto
en quien puede sufrillo
y en quien él a sí mismo se condena.
Tengo sola una pena,
si muero desterrado
y en tanta desventura:
que piensen por ventura
que juntos tantos males me han llevado,
y sé yo bien que muero
por solo aquello que morir espero.
El cuerpo está en poder
y en mano de quien puede
hacer a su placer lo que quisiere,
mas no podrá hacer
que mal librado quede
mientras de mí otra prenda no tuviere;
cuando ya el mal viniere
y la postrera suerte,
aquí me ha de hallar.
Parece deducirse de estos versos que su principal preocupación estribaba en morir
en tierra extraña, al margen de su gente, y sin recibir cristiana sepultura, circunstancia
que podría, según las creencias de la época, cerrarle las puertas del cielo.
Aún consciente de su presidio, Garcilaso toma la condena con honor y estoicismo,
intentando adaptarse a este entorno desde la aceptación más absoluta, y apreciando
el regalo que la naturaleza, mediante la verdura y la frutalidad ambientes, le concedía.
Acepta la sentencia como si viniere del mismo Dios; así era considerado el emperador,
rey absoluto de las Españas y dominador del orbe cristiano.
Hablamos de mil y quinientos treinta y dos —según la nomenclatura que por entonces
se usaba en las denominaciones anuales.
Hoy, como ven, prescindo del brillo poético y me desvío hacia el mate del comentario
histórico.
En la variedad está el gusto...
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de marzo de 2023 a las 10:58
- Comentario del autor sobre el poema: Pequeña e insignificante reseña sobre la vida de uno de los poetas que revolucionaron la poesía en España; introdujo junto con Boscán el soneto y otros metros italianos.
- Categoría: Fecha especial
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: De Marco Liliana, alicia perez hernandez, Carlos Eduardo
Comentarios2
Estimado poeta Albertina, ha Sido un lujo recrear mis retinas en su maravilloso trabajo poético. Mi admiración y respeto a su pluma y sentir! Saludos cordiales!
Lilian
Gracias Liliana. Un saludo.
el poema expresa a cabalidad todo el dolor que representó el destierro para el poeta..
Gracias Alberto por ilustrarnos, es muy interesante la reseña...
Feliz noche de viernes poeta..
Me alegra de que te guste. Un abrazo Syol.
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