Podrás sentir de mí

Podrás ser un canto a la vida, intempestuosa por sí misma en medio de murmullos silentes de amor.

Podrás ser poesía al final del camino de versos que recorren con locura incluso las grietas hechas por el tiempo en tu piel.

Podrás ser ese mandamiento elevado a lo divino, inscrito entre ceja y ceja, en medio del universo de tus ojos, para hallar así en tí mi destino y no quedarme perdido en ese camino de mis despojos.

Podrás ser melodía y canto a la vez, entonado en las estrofas de una dulce canción de amor, de poesía pirata ensimismada de vez en vez, quizá para darle sentido a esta agonía perdida en medio de este dolor.

Quizá allá nos veamos de una vez por todas, dejando atrás estos alaridos de dolor y aguantándonos talvez por absurdas modas el que nuestros labios dejen de sentirnos de sí nuestro sabor.

Quizá allá nos veamos, en ese camino por nuestro cuerpo prometido, cantado entre los versos de amor de una sola noche de pasión, como si fuéramos poemas de un universo perdido, enmarañados entre las melodías de una lijera canción.

Quizá seamos allí otra vez ese cuento inconcluso prometido alguna vez entre la frialdad de unas sábanas, acompañado de caricias prometidas en nuestra piel, como cántico de alegrías que acompaña el pulular libre de nuestras almas.

Así podríamos ser a lo mejor esas estrofas cantadas al infinito del universo de nuestros ojos; allí, donde por fin seamos libres de nuestras trabas, quizá para poseernos libremente de nuestros antojos, esos, prometidos alguna vez en la tibieza de nuestras calmas.

Sabremos así de que no existen cantos libres de ese albedrío de nuestro cuerpo;

quizá así sabremos de que la alegría no es aquella que se promete a la ligera en medio de un montón de letras, sino que es ese sentimiento percibido cada vez en la tibieza de nuestro cuerpo, sobretodo cuando nos amamos con la locura de una noche de fantasía ligera en medio de esta estrofa sincera.

Por eso, podrás ser canto algún día, adornado con esas caricias que te acompañan de mi parte en la soledad de tu cuarto todas las noches, pero estoy seguro de que no sabrás sentir en tu cuerpo cuando grita en tí esa fantasía, tan solo acompañada en la tibieza de mi mano cada vez que intencionalmente incluso hasta tu alma roce.