CARTA: FIRMA DE ALIANZA

No escribo esta carta, nada más que para el remitente. Y si es aquí donde le doy cobijo, es por ver si con la magia que proyectan los avances tecnológicos, puedo hacerla llegar hasta sus ojos oscuros y siempre eternos. 
(Los demás lectores me la repampinflan.)

:Sé que estás aquí. Sin yo poder verte, tú haces lo imposible por verme en el camino correcto. 
¡Qué impotencia se debe sentir, sin poder tocar, ni hablar, ni advertir.. al menos cara a cara!.
A veces siento una ligera marea de vientos, sutiles, apenas sin fuerzas que me rozan con delicadeza y que deben ser todas tus fuerzas que empujan con el alma desde el otro lado del mundo para enunciar que allí estás. Pues.. no te preocupes, tal vez no haya culminación en mis deberes, quizá tropiece con torpeza muy de vez en cuando, pero te garantizo que sé donde van mis pasos. No fue un camino de rosas ni tampoco un una cohorte de hoces. Hubo tinieblas y charcos, no dudo que mi óbito me acechó oculto entre los baladres, ¡pero ya no!, ¡cuanta desesperación no correría por tu cuerpo de polvo y luz!. Pero ya no. No te preocupes que mis pasos son firmes como piedra berroqueña y saben a la perfección cual es su andadura, su meta y el fin. No sufras que aunque tú puedas ver lo que yo ignoro, erigí un fortín aquí en mi pecho. ¡Déjamelos! no me los evadas que mi hurgón y la agarda están preparados para quienes pretendan hurgar en mi espíritu. ¡Qué agotamiento debiste sentir!, verme a oscuras en medio de la nada.. Un batel a la deriva con un oleaje estrepitosamente injusto.
Pero ya no. Despreocupate que ahora todo es luz, luz clara, la más clara que este lado del mundo pueda ofrecer a los que aquí vivimos esperanzados como Eón. Este navío se ha forjado entre el garbí y los vendavales. 
Descansa en paz, que ya no me importa la meta, ¿será por vidas..?. Ahora procuro darle el mayor de los honores a mi soledad, sabiendo de ella que es mi guardiana junto a ti.
No te pongas nervioso ni desesperes que puede la vida si quiere desmembrarme, aniquilarme o devorarme como hacen los lobos con la presa, pero sepan los lobos y sepa la vida, sepas tú mismo que paseas por las sendas que prepara Dios a los buenos, que me embocarán sin yo  rendirme y sabiendo muy bien lo que quiero, con quien quiero y donde quiero y lo que no quiero ni querré jamás. Chascarán mis sentidos pero lo encontrarán ordenados y lúcidos. Ya no. Quédate tranquilo que aunque tus ojos  vean más que los míos, seguiré siendo el más honesto y bueno conmigo mismo.