Calvario-.

Ben-.

A golpes, contraluz

disecada monstruosidad

que nace de ígneas fuerzas,

derrotadas convulsiones:

esos tratos de oscuridad

que el aire genera a veces.

A golpes, sí, quemando

cerillas y excrementos,

paletas de un pintor atemorizado,

cuando, el castigo, es superior

a lo infligido.

Mientras, cavando tu propia fosa,

sostienes, entre tus manos,

un proverbio adjetivado, una sombra,

nada, falacias contra falacias.

A golpes, derribando la gota

cerúlea del improvisado parloteo:

tu luz, guadaña de frente tatuada.

 

II-.

 

 

Cuando paseaste la sombra que eras

reinando sobre petunias y azaleas,

y en esa sombra, vomitaste tu arcángel

de vacío: así, todo ennegrecido.

Vamos, apenas cuesta, esta pendiente,

aquella otra; tu voz te delata, insomne

preferido, tu eco de bayonetas sin sentido,

sonido de disparos

que golpean el alma turbulenta.

En esas estamos, reyes de baraja sucinta,

no escondas, tu mano

lejos de este calvario sinuoso:

 

 

III-.

 

 

Acaso Cristo tuvo mayor fe que otros?

Y ya fue asesinado, y corrompido bruscamente

maniatado, a la pila, al pilón, con él también.

Hazañas de un tiempo que rememora

su crueldad cada cierto tiempo-.

 

©

 

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