Afila sus dedos la noche en los techos de la ciudad
hilachas de callecitas
germinan musgos en cuerpos equipajes
verde de hombres lustran sus confesiones en los barrotes
otros llevan sus tardes a plazas
donde alguien sonríe sin ser engullido
dejan manuscritos en los bancos
acarician el mármol en señal de bendición
Hablo de hombres que la sal marcó su olvido
gravitando sobre una plegaria
a un Dios sordo en la piel de un santuario
sal
madre del destierro donde solo vuelan albatros
“te digo adiós y acaso te quiero todavía”
detrás de este cristal un guiño aún moja mis ojos
solo quedan mis huesos y mi memoria
para mirarnos frente a frente
- Autor: Esmendrick (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de marzo de 2023 a las 11:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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