Hacia dentro

Alberto Escobar

 

Sócrates enumera las cuatro formas de locura inspirada por los dioses: la adivinación, la profecía, la poesía, y el amor a la belleza que conduce a la contemplación de las verdades eternas. Atribuye la primera a "la profetisa de Delfos" y la tercera a las Musas, cuyo corifeo es Apolo. 

 

 


Me asomo a una ventana. 
Veo un patio desangelado de niños jugando,
gritos detrás de una pelota, cuerdas de cáñamo
trenzadas que describen elipses al aire, y niñas
que saltan por encima de ellas profiriendo canciones
que ya escuché en mi infancia, y que me vienen feroces
al presente; otros niños ajenos a todo esto, sentados
en los bancos con las manos ocupadas en sostener
unos artilugios rectangulares que le permiten soñar
durante la eternidad de un recreo, que les evade 
de lo importante, de las sumas y restas, las divisiones
con dos y tres cifras, los ejercicios de lengua e inglés...
Sigo asomado a la ventana, tengo tiempo antes 
de vestirme, me apetece abandonar mis neuronas 
al abismo inocuo de un perderse, de un dejarse
llevar y aflojar las riendas que me conducen. 
Uno de los niños que sentado en el banco introducía
sus ojos en la infinita ventana de una táblet me mira.
Alza la vista hasta enfilarla con la ventana donde
me asomo y me pone en sus párpados dos signos
de interrogación. De la misma manera, siguiendo 
el código ortográfico que me ofrecía para entendernos,
le respondo con los ojos, con la afinación extensa 
de las comisuras de mis labios en ademán de sonrisa,
con un hola entre las manos a manera de bandera blanca.
Perdón, quería decirle, por entrar sin llamar 
en su intimidad de niño solitario, que exhibe su soledad
a todo el que quiera consumirla desde el ventanaje 
del vecindario, y que no es consciente de su mostración
pública porque se ensimisma como la crisálida que se 
arrepiente de salir de su cáscara y regresa a la placenta. 
Una vez hubo recibido mi respuesta, satisfecho, volvió
a disolverse en el mundanaje rosa y malva que le abre
la tecnología y que le impide ejercitarse, como los otros
niños, redundando en su gordez y mala salud futuras. 
Es curioso que el resto de niños, aquellos que juegan
al modo de cómo se jugaba cuando era pequeño, no
advirtieron mi voyeurismo enfermizo, o si lo advirtieron
se las trajo al pairo y me hicieron maldito caso omiso. 
Eso me gustó de ellos; al fin y al cabo también yo estoy
jugando, como ellos, solo que mi juego consiste 
en añorar los juegos a los que jugaba cuando tenía la edad
de los que ahora están jugando en este patio de abajo 
y que, solo algunos, los que "no juegan", advierten 
mi presencia y miran preguntando por qué, a cuya 
pregunta, aunque di respuesta y el chico estático de la táblet
se quedó satisfecho, no sé realmente qué responder. 
Cierro la ventana, el mundo, el cielo, y miro hacia dentro. 

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Comentarios +

Comentarios3

  • Lucía Gómez

    Hermosos tiempos aquéllos, de juego compartido, de jugar a la rayuela, a escondites, etc.; ahora, solo se juega al niño solitario, frente a un dispositivo electrónico. Miremos hacia dentro, Alberto. Me encantó tu escrito. Inmenso abrazo.

    "Una vez hubo recibido mi respuesta, satisfecho, volvió
    a disolverse en el mundanaje rosa y malva que le abre
    la tecnología y que le impide ejercitarse, como los otros
    niños, redundando en su gordez y mala salud futuras."

    • Alberto Escobar

      Además habrás notado que el único niño que censura o replica a la observación externa es el niño que juega con la táblet, al modo de cómo los participantes en redes sociales están adiestrados para responder a quienes atacan sus ideas. Un abrazo para ti también Lucía.

    • alicia perez hernandez

      Siempre es un gusto pasar a leer y apreciar tu arte poético en bellos versos.
      Feliz Dia Mundial De La Poesía

      • Alberto Escobar

        Gracias por tu visita Alicia.

      • lacarmentere

        Por un momento creí que la ventana era este portal y los poetas jugábamos a diferentes juegos. Algunos muy solitarios, teniendo como única compañia la compu que los conecta a este mundo tan particular.
        Yo no extraño los juegos infantiles porque los veo a diario. Por suerte en mi escuela los niños aún juegan.
        FELIZ DÍA DE LA POESÍA!
        Abrazo



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