Oda a Mai

Mai es la más bella del mundo,

por ella las ciudades inundo

incluso iría al inframundo.

O me convertiría en un vagabundo,

sólo para evitar verla en estado moribundo,

o pudriéndose en lo más profundo

un insignificante microsegundo.

Tan inteligente,

que podría ser la presidente,

incluso conquistar occidente,

tan solo con su astuta mente,

y que en su objetivo se centre.

Consigue que cualquier indigente

se sienta con suerte,

incluso si nieble o nieve

o haga una gran corriente.

Sus cabellos color dorado,

junto con su decorado tocado,

hacen querer jugar al ahorcado

y vivir por siempre a su lado,

incluído un prestigioso abogado,

aunque sea de lo más estirado

o esté en un feo desamparo

por un mal legado.

Ya sea un payaso

o un inteligente becado,

hasta el peor desempleado

en su seno se siente amado

ella da un excelente cuidado

sea cual sea su peinado.

Pues ella es lo más visual

de todo el festival

y claramente la más especial

de todo lo natural.

Puede pasar por diosa de un ritual,

siendo venerada de forma habitual.

Aún una persona de lo más individual,

junto a ella será de lo más vocal.

Es la alegría de la casa,

con ella el tiempo a toda velocidad pasa,

más rápido que cuando la carne se asa,

o cuando un guiri en la playa se abrasa

ya que su misión de bronceado fracasa.

Es más importante que la gasa,

incluyendo la importante NASA.

Incluso la maravillosa Nicolasa

le cocinaría todo sin grasa

pues quiere ser tan espectacular como la potasa.

Y así poder observar cuántos éxitos amasa,

sin ser ninguna payasa.

Por ella todo traspasa,

pues todo se lo toma de guasa.

Su frente es muy brillante,

y eso hace ponérsele desafiante.

Consiguiendo que cualquier estudiante

frente a su inteligencia flamante,

aparezcan de manera humillante.

Aunque pueda aplastar como un guisante

a cualquier tonto tunante.

No hay manera de que lo aguante,

pues no es nada malsonante.

Su mano es delgada y elegante,

junto con su cara forma diamante,

y su alegría predominante,

es lo más importante,

incluso más que Dante.

Mas hace verse como una estrella,

delante de toda increíble gacela,

y toda aquella que sea doncella

la ve más increíble que Marsella.

Dicen que está más buena que la paella,

junto con sus labios color grosella.

No es capaz ni de abollar una botella,

aunque no sea nada bella,

ni siquiera le clavaría una armella.

Su reacción cómica y desternillante,

y su actitud de lo más flipante,

hace que cualquier liante

acabe su mal actuante.

Su propia persona es de lo más refrescante,

más que cualquier hielo insignificante.

Ella es para mí lo más importante,

hasta más que cualquier desodorante,

para cualquier hedor fatigante.

Sus palabras brotan solas,

pero todas ellas controla,

porque toda ella mola,

más que cualquier consola.

La invitaría a una gran merendola,

y nunca la dejaría tocar una cacerola.

Pues ella no es merecedora

de una vida como la tómbola.

Más valiosa que toda Angola

con sus mejillas color amapola.

Nunca saldría en la revista “¡Hola!”

pues ella a esos chismes no le da bola.

Más suave que cualquier ola,

y mejor sonante que cualquier rola.

Consigue que hasta los perros muevan la cola.

Nunca nadie le llamará “pochola”.