¡Despierta! Son tus horas,
Las que nos dieron entonces,
Las que cantamos anoche...
Estas son las mañanitas que cantaba el rey David...
Hoy por ser un día santo es que yo decido parir...
Un nuevo ser se estremece entre tanta algarabía, una dulce sinfonía lo espera con poesía...
Sé que este es el adorno...el canapés de los anales...
Pero siempre que empiezo beso al charco en el río...
Con la cabeza gacha al suelo y la sombra que en la corona resplandece como un destello fugitivo de conciencia a un plano mío...
Al que vieron las estrellas...
En el que vinieron Miles de ellas...
Aquellas maravillas... En lugares donde no existe el espacio...
En momentos sin tiempo...
En sonidos sin ruidos...
En templos profundos...
Llenos de felicidad...
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