CONTEMPLADA.

CONTEMPLADA.

Contemplada (vista bella) sonreía dando pasos sobre brasas. A ella nada le importaba. Contemplada, acariciaba las fogatas de los sábados, se entendía su mirada aun cuando hubiera grumos. Sus pupilas no decían lo que el viento sí repite, sus pupilas eran lágrimas y por serlo no eran vírgenes.

Contemplada (vista bella) sonreía dando pasos sobre brasas. A ella nada le importaba. Contemplada, amenazaba con ser fuego alguna vez,   o quizás en otro año. Sus palabras no escribían lo que el agua sí recita, sus pupilas eran lágrimas y por serlo no eran bíblicas.

Y hubo tiempo para un beso, para irse por las brasas aferrado a los infiernos, hacia aquello que es el fuego cuando se ha aromado el cuerpo. 
Se veía como niña. Pero no era así, Romina. 
Descalza, en lo candente, ella siempre sonreía, con un cardo en plena frente, era luz de poesía. 
Se veía como niña. Pero era una mujer. Su nombre... Romina. Su apellido... no lo sé...