Yo, señor de las montañas

Felicio Flores

Yo, señor de las montañas de plata: 

he venido con la carne y el agua

para tu boca de fruta madura.

Los Dioses del cielo han bendecido: 

mi cosecha; mi caza, mi pesca…

Y en casa, tus manos de acero 

cortaron la madera seca

y prepararon el alimento 

al calor de las brasas.

 

Cuando el sol abra sus ojos en llamas 

y la luna cierre sus párpados nocturnos,

iremos a la garganta del mundo.

Allá donde vuelan los pájaros 

de los árboles inmortales

y las flores son de agua, 

de fuego; de tierra y de aire.

 

Allá donde el hombre no se traga al hombre 

porque el hombre no es de nadie.

Allá quiero llevarte yo; señor de las montañas.

 

Ven conmigo, mujer salvaje.

Quiero estar contigo, penetrarte

como una flecha el corazón y allí quedarme

y desangrarnos de amor los dos.

 

Felicio Flores

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