Me importa un...

Alberto Escobar

 

Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. 
Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti. 

— F.Nietszche. Más allá del bien y del Mal.

 

 

 

Me sostenía cruelmente la mirada. 
Dentro de la ventana la guitarra llenaba mis brazos
y sonaba como nunca, con todo el entusiasmo 
que salía por mis poros, era de noche.
Me asomé y vi, en la calle Melancolía, unos niños
de provincias jugando al escondite, cuando su padre,
impetuoso, salía por otra ventana silbando 
cual si fuese una sirena que anuncia la cena.
Uno de ellos, dando un respingo, se fue corriendo
como un poseso, en el trasero una mancha de barro
de haber estado en el suelo jugando a las canicas. 
La guitarra seguía sonando ajena al mundo,
sin importarle un carajo lo que cualquier reloj
pudiera pensar de las horas que eran, que al decir
de las costumbres no eran para hacer ruido. 
La rima es la música de la poesía y ofrece al lector
la percha para que llegue al punto y final; eso pensé
mientras miraba por la ventana cómo ganaba la noche
al día en esa batalla incesante que es lo cotidiano.
Rasgaba bajito la guitarra, no fuera que algún vecino 
llamara a la policía y me la quitara. 
Los niños de provincias siguieron gritando y brincando
mientras jugaban, y su tiempo se iba gota a gota,
ensanchándose como ese chicle bazoka que de pequeños
se hacía interminable en la lengua y aceptaba cualquier
estiramiento como si se tratase de una gomilla de esas
que se utilizan para empaquetar los bultos que se envían
a no sé donde, a aquel lugar donde no hay tranvías
y que la correspondencia llega siempre tarde, aquel lugar
sin códigos postales, donde la última estafeta de correos
fue derribada producto de una bomba de los republicanos
durante la Guerra Civil, todo era desolación.
Es el destino quien me sigue sosteniendo cruel
la mirada. Sus ojos, azules garzos, cuyo cristalino hacía
las veces de espejo para quien quisiera mirarse en él,
no pestañeaban, y con una expresión fiera me desafiaba,
fríos los ojos y serena la conciencia, sin nada que perder
y dispuesto a jugar todas sus cartas contra mi existencia.
La vida no vale nada, se compra en un baratillo, pensé.  
Me vuelvo a asomar a la ventana, la calle ya está desierta.
Los niños de provincias están bajo clausura, entre paredes
que no le hacen justicia, y la calle llora su ausencia, 
un semáforo pasa del verde al rojo sin que ningún vehículo
se dé por aludido, la calle calla el silencio, el camión de la
basura cumple su cometido.

La vida sigue, sin que le importe un carajo mi existencia. 

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 29 de marzo de 2023 a las 07:48
  • Comentario del autor sobre el poema: Cuando la calle es el lienzo de una vida gris.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 45
  • Usuarios favoritos de este poema: ♦Crystal CG♦
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Comentarios +

Comentarios2

  • Alejandrina

    Hola Albertín, he visto con claridad a los niños jugando como una película en sepia y me dolió la desafección humana, tan atemporal sigue intacta lamentablemente.
    Te dejo un abrazo estimado amigo.

    • Alberto Escobar

      Otro para ti Aleja. Un honor que vengas a visitarme. Otro abrazo de vuelta.

    • ♦Crystal CG♦

      La parte más preocupante de mirar desgracias y sufrimientos es que nos hagamos inmunes y ya no sintamos nada.

      Que se vea como algo normal y ya no nos mueva la conciencia, para empezar, y mucho menos nos provoque algún sentimiento o preocupación, ya no digamos misericordia.

      ¿Dónde están los niños? Espero que disfrutando su infancia. Yo recuerdo que en mi niñez jugábamos a tantas cosas en la calle, y mi mami nos llamaba para comer y renegábamos mucho porque no queríamos dejar de jugar.

      A lo mejor no es el caso, pero me hiciste recordar algunas cosas de mi infancia, te lo agradezco mucho. 🙂

      Fue un placer leerte. Saludos. 🙂

      • Alberto Escobar

        Me alegro de hacerte viajar. La lectura pretende eso, y sí, se pierde lo que vivimos, la vida se mueve, los recuerdos no. Un abrazo Cristal,



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