Se apaga la luz...

Anne Black

Se apaga la luz de una habitación vacía y los latidos alegan un provenir lamentable. El grito se oye a una distancia sorprendente, causando incertidumbre de quiénes alcanzaron captar tu voz desesperante. 
Se abren las puertas y la gente está reunida, en silencio, con vestimenta oscura. Algunos mirando a la nada, otros te ven a ti, se despiden con lágrimas y debes en cuando te dedican una sonrisa pequeña, como si recordaran alguna anécdota de ti o contigo; solo tú, desde tu nuevo hogar sabrás qué piensan. 
A ti se te ve bien, con un buen color en tu rostro, se llega a apreciar alegría y tu gente se consuela con una frase muy conocida, que ya he tenido oportunidad de escuchar en este tipo de evento negro; 《 por qué será que suele usarse cuándo alguien deja este mundo 》 tal vez para que el dolor disminuya o sea mas ameno para soportar estos días que son terribles para los mas allegados. Realmente no tengo idea el por qué, pero ¿es importante? No sé, me pregunto si el lamento es por ti o por ellos mismos, si lo que duele no es tu partida, sino mas bien, esa aflicción egoísta que generalmente tenemos y nos causa llorar, patalear. Nos enfurece y a veces nos aislamos hasta estar completamente reseteados.
En lo personal, tengo la rara costumbre de alegrarme por los que se van y a su vez mis lágrimas representan tristeza para los que me observan, pero yo se que son de alivio. Alivio por ti, que ya no sufres, no te decepcionaras nunca mas, no enfrentaras problemas, no tendrás que desvelarte preocupado ni te esforzaras en tu trabajo para pagar tus deudas. No te frustraras por los objetivos que no has podido cumplir, ni antojos o gustos que tu sueldo no te permitía satisfacer. Ahora descansas de todo eso y yo creo que es por eso que tu sonríes desde el ataúd. 
Las personas van y vienen de la cocina, traen en sus manos café y algo de comer, tu familia unida en el sillón que está frente a ti, las cenizas de los cigarrillos vuelan de tanto en tanto cerca tuyo y tu esposa mira con disgusto a los desgraciados que no se toman la molestia de fumar afuera o mas alejado. No obstante se dedica a solo mirar y al parecer es suficiente porque los infelices se van. Entonces se acerca con tus hijos para decirte adiós y salen al pasillo con la intención de reconfortar a los niños que no entienden mucho lo que ocurre. Tu madre conversa con los demás y acota que "aún eras muy joven para entrar en el sueño eterno". Tu padre permanece sentado, solo, con la mirada fija en el cajón. Y tu hermana en la cocina prepara un té de tilo para bajar los nervios. Yo sigo parado en el centro del salón, callado, alentándote por si aún estas entre nosotros, te aliento para que continúes tu viaje; aquí no hay mas que hacer. Rezo para que Dios te reciba con los brazos abiertos y de repente suena el despertador, abro los ojos y descubro que todo fue un extraño sueño.

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