Manantial

Calmé mi sed en tu memoria,
vertedero de sueños y quimeras.

En tus recuerdos busqué el manantial
que saciara el ansia de mi alma.

En tu memoria, pasado y futuro
se funden en un breve instante.
El tiempo pierde sentido,
las fronteras se difuminan.

Todo converge en ella:
mi tiempo y el tuyo, el ayer y el hoy.
Tú eres el punto fijo
alrededor del cual giran los astros.

Calmé mi sed bebiendo en la fuente
de rostros y frases ya olvidados.
Reencontré sabores, fragancias,
la música de una risa extinta.

Detuve el fluir de los instantes,
atando los segundos a mi cuerpo
como si fuesen gotas de líquido
cristalino en la garganta.

De tu memoria, hice un laberinto
en el que me pierdo culpable y solo.
En ella mi pensamiento se enreda
buscando escapar de sí mismo.

Calmé mi sed en tu memoria,
vertedero de voces y promesas,
eco de pasos en la oscuridad.

En ella dejo correr mis dedos,
como si tocaran las teclas de un piano,
suscitando una música de sombras.

Tu recuerdo es agua viva
que me sacia y me desborda.
Me ha calmado esta sed del alma,
el fuego que consumía mis entrañas.

Calmé mi sed en tu memoria,
aljibe de luz en el desierto.
Y al emerger de sus tinieblas,
el mundo entero se tiñó de nostalgia.