Y ahora qué ¡Yo me dije!
tras de presentir a Dios omnividente,
oyendo brotar su fuente
desde mi infancia superabundante...
Que a mi corazón rehace,
tras de caer y volver, hasta recobrarme,
prolongando el instante,
al conferirme su perdón por ofenderle...
Pues el sol se fue al perderme,
y en el orden de la noche vi que todo sigue,
pues su Luz me trasciende,
constante a mi lucha espiritual que fluye...
Y por ello, mi espíritu doliente,
hace que mi conciencia se arrepienta siempre,
y mi alma no se malogre,
antes que el ritmo de mi sangre calle...
- Autor: el brujo de letziaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2023 a las 02:01
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
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