Las fuerzas

Durante el dia las fuerzas que no veo,

pero sospecho están,

siempre han estado,

aún en mi descuido,

afilando la hoja de la guillotina, esperando que la noche note tú ausencia.

No podría escapar de tus conjuros y maleficios,

cuando ebrio escribo renglones de como podría ser,

de como suponía que era.

Y las fuerzas aplauden un verso triste en la intermitente bombilla

de la cocina.

Aclaman un verso triste

en el susurro del viento en la ventana...

Las fuerzas que no ves y ni siquiera sospechas crean escenario.

—¿Dónde?— preguntó insesante.

En la sala, en medio de la mesa donde escribo entre el derrame de las botellas y mi pluma.

—¿Dónde más?— continuo presuntuosa.

En el baño, entre el vómito y las lagrimas, donde suelen atorarse las palabras que precisan cuanto te extraño,

cuando el reloj marca tu ausencia.