POR LOS OPRIMIDOS

Pilar Luna



Chillan las voces

de los humillados,

sumergidas y diagonales

en la ciudad callada.

Sobre la conciencia vacilante

de los oprimidos,

los espíritus cultos

de primitiva inocencia,

confusos, se turban.

 

Por los elegantes tedios,

las palabras ociosas

fluyen intangibles

en los estados ilógicos.

Misterios antiguos

donde la ondeante

desigualdad

de la humana indiferencia

esparce el desorden

desolador del miedo

que estalla, degenerando

la luminosa estela

del camino de la esperanza.

 

 

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