Sir Lancelot, un caballero muy hombre (5ta parte)

Vito_Angeli

(escuchar la música en el reproductor que está encima de la aclaración para leer el poema)


CAPITULO V

 

  Irónicamente cuando Merlín nos daba la buena noticia de que había encontrado la invisibilidad se hizo visible Magnusson y atacó tres de los poblados que se encontraban bajo la protección de la corona de Camelot. Prácticamente todas las cosechas quedaron hecho cenizas, la mitad de población estaba bajo las heridas que dejaron las armas de Magnusson, sin contar las pérdidas que ascendieron a unos cientos. Entre ellos se encontraba Leonnesse, una comarca de campesinos que se dedicaban principalmente a la cría de cabras, donde residía el amor de su majestad y dichosa esposa: Lady Güiniber.

  Un capítulo aparte merece ser destinado para descrbir la belleza que rodea a tal perfección de mujer como lo es nuestra amada Guiniber. En realidad, será para mi el amor que una vez supe apreciar con idolatría y sumisión pero que, en este tiempo y lugar, constituye la más bella de las utopías que el corazón me pudo deparar. Pensar tan solo en los pocos momentos que disfrute junto a su compañía me remontaron a noches de placer, en las que la luna no salía de sus aposentos por no ser competencia suficiente de la magnificencia que irradiaba con su humilde sonrisa; sus ojos, cual piedras talladas por el más fino artesano, invitaban a ser único custodio del brillo que mostraban, esa cabellera reposando sobre ella de manera celestial, danzaba al compás de la brisa nocturna que nos visitaba cada vez que recorríamos el espejo de agua donde residía la Señora de los Lagos. Cuando uno finalmente encuentra la pieza del rompecabezas que le faltaba al corazón propio, es muy difícil recuperarse de tal experiencia si la pieza no resultó ser la indicada o si se rompió. Sin embargo, si algo tengo que agradecer en esta vida de milicia, fría y sin sentimientos que me ha tocado servir, es la pasión por la belleza en movimiento que en mi ha despertado Guiniver y me ha convertido en todo un artista, siendo mi obra predilecta ella.

  En fin, como se podrán imaginar, la guapeada de Magnusson fue la gota que colmó el vaso y llenó de ira a Arturo, quién decidió sin más atacarlo dentro de dos días durante el alba. Entonces, tuve que rever necesariamente los planes diagramados para formular los cambios pertinentes dado que, el hecho de atacar dos días antes de lo planeado, significaba una merma importante en el número de reclutas que el reino necesitaba para terminar de formar su fuerza. Terminando de escuadrar los últimos detalles, un informante del rey se nos acercó y nos pasa el rumor cierto de que el ejercito de Malagant tendría planeado dirigirse justo dentro de esos 2 días a Avalon, otro de los reinos con los cuales había una fraternidad de antaño que ligaba a Arturo con esa comunidad. Merlín me explicó como sería el camuflaje que nos haría pasar imperceptibles frente a las narices de Magnusson. Era de no creer pero realmente funcionaba y estaba ansioso de que llegara el momento para poder probarlo. El arsenal de su majestad estaba compuesto de una gran variedad. Se dividía en cuatro frentes de batalla. El primer flanco estaba integrado por hombres provistos de inmensos escudos de madera ovalados, los que se encargarían de abrir el paso para el resto de los soldados del rey. Una vez que la defensa funcionara, un segundo flanco se desplegaría: los arqueros, todos hombres que han sido seleccionados mediante concursos que su Majestad organizó convocando a los más agudos y exquisitos. Se encargarían de lanzar dos tipos de flechas: las unas, prendidas con fuego lo que haría que la pradera seca que se encuentra en Avalon arda en tan solo unos segundos y así, la caballería del enemigo colapsaría de las llamas dado que los caballos son animales muy sensibles al fuego. Las otras, flechas recortadas en tamaño pero con una punta mas grande y filosa que estarán a cargo de un grupo de arqueros pero con ballestas, destinadas a derribar la ofensiva de la gente que se encuentre tanto en tierra como en los caballos. Un tercer flanco, es la caballería del rey integrada por todos los Caballeros de la Mesa Redonda más unas 50 caballeros que altruistamente decidieron ponerse al servicio de su majestad. Finalmente, y en el supuesto de que la caballería montada no resistiera, otro grupo de arqueros a caballo estaría esperando en el bosque en secreto por cualquier cosa.

 

  Un nuevo día comenzaba y Camelot era sorprendido con la noticia de que Leonesse había sido destruida completamente. Un milagro tan solo podría recuperar la tierra a la cual tomó miles de años en dar los frutos que hoy se despedían a la lejanía tras la extinción que les deparó Magnusson. Lady Guiniver se encontraba allí mientras Magnusson ponía fin a su despiadado trabajo. Ella había viajado la noche anterior sin que lo supiera Arturo para ayudar a toda su gente. El esfuerzo fue en vano ya que no solo no pudo evitar la trágica hoguera en que se convirtió Leonesse, sino que además fue raptada por unos de los secuaces de Magnusson por orden expresa del mismo.

  Astutamente Magnusson había hecho otro movimiento y se colocaba en Jaque. Arturo, atado de pies y manos, se nubló toda la mañana pensando que sería de ella y más importante aún, que es lo que debería hacer ante semejante golpe. Por un instante, que en realidad fueron horas, se sentó en su trono y dejó liberar un suspiro que parecía eterno.

 -¿Quién soy yo, como rey, para decidir si es más valiosa la vida de la mujer que amo, incluso hasta con mi propia vida, o mi pueblo de Camelot que religiosamente me ha mostrado su devoción y confían en este pobre mortal, cuya corona no es más que un pesado metal sin valor sobre la cabeza?- se oyó en todos los pasillos del castillo.

 -Simplemente tendré que afrontar mi destino y asumir la compromiso que Dios ha puesto en mi. Ofreceré mi vida a cambio de la de ella y si con eso no se contenta, será Lancelot quien tenga la última palabra.- se dijo a sí mismo.

 -Majestad, no diga eso que todavía falta correr mucho agua por este puente.- le grite a la distancia cuando me encaminaba a traspasar la puerta del hall donde se encontraba.

 -Que difícil es ser rey, mi amigo. Mi cuerpo no aguanta más la presión que el mal nacido de Magnusson ha entablado contra Inglaterra porque esto ya se ha transformado en un problema que excede a los límites de Camelot. Es en una cuestión personal. Y no estoy dispuesto a tolerar semejante insolencia de un infame.- expresó Arturo poniendo el grito en el cielo.

  A todo esto, faltaba tan solo un día para que todo Camelot entrara en pie de guerra. Todo Camelot, porque si un pueblo limita su libertad, abdica de su independencia y pronuncia su sumisión ante la tiranía, se estaría declarando disuelto como comunidad. Fue así que hasta las mujeres tomaron las armas por los hombros y salieron a defender junto Arturo la tierra que llamaban hogar.

  Si bien Magnusson sabía que teniendo a Lady Guiniver como rehén asumía una ventaja importante, no debía fiarse mucho porque de llegar a matarla, no habría lugar en todo el país britano donde poder esconderse. Por eso debía mantener cautela y aguardar con la carnada preparada para que Arturo la muerda y se trague el anzuelo por completo. El día anterior al enfrentamiento entre los dos bandos, Güiniber se la pasó encerrada en una habitación de un viejo castillo que se encontraba a varios días de viaje de Camelot. El castillo, deshabitado desde hace varias décadas, se encontraba erosionado con el paso del tiempo. Las inclemencias de las tormentas y los ataques sufridos transformaron semejante obra de la arquitectura medieval en un monumento al olvido, perfecto para la guarida de Magnusson. Ese lugar mantenía el espíritu de nuestra Lady despavorido, inmutado ante semejante panorama que la rodeaba: esqueletos humanos descansaban silenciosamente mientras le hacían compañía en su tétrica celda. Intentaba mostrar su temple frente a la fatalidad que vivenciaba pero el padecimiento fue mayor y de sus ojos cayeron un par de lágrimas abandonadas a la suerte de Dios. Cuanto más tiempo pasaba, más débil se ponía, dado que solo se alimentaba con los restos de comida que dejaban los hombres de Magnusson. La naturaleza se apiadó de ella y el sol brillante que enaltecía todo el cielo cedió su paso para que en su lugar se instalara la lluvia, cuyas gotas alimentaron nuevamente las esperanzas de libertad de Nuestra Señora.

  Mientras un puñado de sus más fieles soldados se quedó en el viejo castillo, en custodia de Lady Güiniber por si acaso Arturo decidiera ir en su rescate, Magnusson emprendió marcha con la mayoría de sus hombres hacia Avalon. Allí, tendría una reunión en secreto con diversos mercenarios de otros reinos, dispuestos a apoyarlo en su aspiración de destronar a Arturo. A cambio, ofrecería a cada uno títulos hereditarios y tierras por todo Inglaterra. La riqueza mueve a los hombres como el amor a los corazones. Eso si, el amor es sano en tanto que la riqueza trae poder y el poder corrompe. Llegaron por la noche como el informante del Rey Arturo había advertido e instalaron un campamento en los perímetros de Avalon.

continuará...

  • Autor: Vito_Angeli (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de octubre de 2010 a las 02:00
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 217
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Comentarios +

Comentarios5

  • KALITA_007

    He pasado a leerte me tienes intrigada con ese..................continuará..
    recibe de mi cariños..
    kalita..
    espero a mañana si Dios quiere esta otra parte..
    besos..

  • Vito_Angeli

    Te deje intrigada con el continuara, entonces funciona. Un beso amiga kalita.

  • DELICADA ABRIL

    ME DEJAS SIN LETRAS REALMENTE QUERDIO AMIGO TU IMAGINACION NO TIENE LIMITE...

    GUSTO DE HABERTE LEIDO DE NUEVO

    SALUDOS

    • Vito_Angeli

      Gracias amiga por tu comentario, beso y cariños

    • Ana Maria Delgado

      Hola Vito,

      He leido tu escrito y te refiero que a captado mi atención porque se sale del marco de lo que cotidianamente se publica. Veo mucha cratividad, elocuencia y una rica estructura literaria. Espero tener el privilegio de seguir fascinádome y nutriendo mi apetito lector con tus escritos.

      Abrazos desde Colombia

      • Vito_Angeli

        La historia al leerla, uno quiere seguir haciendolo. Y quien lo escribe, no quiere que termine. Gracias por tu comentario Ana Maria, un beso amiga

      • LAURA ZYANYA

        SIN DUDA ALGUNA EL DESEO DE CONTINUAR LEYÉNDOTE CRECE!!!
        EXCELENTE DESARROLLO,ME PERMITE SITUARME EN ENTRE TUS LINEAS.
        ME MANTIENE "ENGANCHADA"
        ZYANYA@



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