No son míos, extraños
No son míos, atardeceres
No son míos al final de la cuesta
No son míos los placeres.
Y ésta cárcel de paredes y huesos
Y esta sangre que lloro
No son míos estos pesares, pieles
No son míos, añoros.
Tengo este quejido plomo
En ausencia de luz, oro
Cuanto castigo en la carne
Imploro
No son míos, estos cantos o coros
Abrenos la puerta del olvido
Pétalos de estrella en mi mano
Nunca me entienden
Meridianos
Son capaces de todo
Es evidente el poder
todo termina.
Para los que esperan a Dios,
Abstente.
La natalidad es pecado,
El fin del mundo esta en tus manos.
Si no hay hombre no hay Dios
Si no hay Dios no hay hombre.
Blasfemo
Con mi traje de muerte y pesares
Busco el equilibrio.
Señores
Para qué seguir viviendo enseguida
Sin salida mas alla de los ojos.
No son míos, brebajes
No son míos, agobios.
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