Eran incesantes vientos
Vocifería latiente del profundo hastío
Eran castillos enormes, ladrillos macisos, clavos y martillos
Tos seca y doliente
Vino tinto de sangre, ríos incípidos
Eran cortinas de bronce
Los más altos infiernos
Sombras destinadas a morir
Gritos de espejismos vacíos
Vasos rebosados
Leñas gélidas de muerte,
Un plón fúnebre
Dos corazones perdidos,
Y la música latía
Y el cuerpo agitaba
Y el alma partía.
- Autor: Zoroastro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2023 a las 00:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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