Querida mía.

Querida mía... 

Ayer, estabas triste, casi muerta, sus ojos reflejaban dolor de pérdida.
Se te notaba amarga hasta las cejas, el silencio en los labios, parecía hierba...
Ayer, caían la diez y te sentía, cargada de dolor y  queja.
Eran como las puertas del averno, ante ti medio abiertas. 
cada palabra seca, casi yerta, ¡pálida como la vela! 
La he visto otros días, donde la gloria impera,
donde la mansedumbre de la abeja hace de sus labios, la colmena;
y han brillado sus ojos de diamante, ojos como milagros de agua fresca.
Te he advertido de pronto, hora a hora,
en mi loca condena por adorar la luz que de ti emana, y el néctar dulce y suave de sus ríos, como ráfagas, cascadas de luminiscencia y ámbar.
Anoche, noche de abandono, desamparo y lloro; no era ese día, ud palidecía; dolían los hombros de tanto preguntarse... ¿Porqué aquella desgracia?, ¡Vaya tragedia!. 
Vea ud, querida mía, la vida es ese trago de agonía, amargo, agrio como vinagre, beben algunos en dolorosos días; más, también es esa copa rebosante que muchos, casi todos se devoran cuando pletóricos de victoria se va consumiendo sobre el cuerpo festejante, garganta adentro, y vuelta grito desde un pulmón llameante.
Ayer te vi desnuda, no sabias que hacer, sentías la pena de Adán y Eva, por tanta desnudez, no habían palabras; solo dolor y lágrimas vestían su figura, más pude ver que desde adentro un pequeño halo de fuerza sobrehumana y honradez florecía esta vez a su amargura. 
'Ayer fue un día aciago', pero ya ves, vendrán nuevos mañanas, y entonces sonreirá su cara; Yo volveré a tomar su dulce néctar, y beber esa copa ámbar, clara; aquella que se te muestra cuando ganas, cuando nacen caminos a sus anchas; Esa que desde el sueño se hace amplia, 'llena de bendición, amor, confianza'.
¡Vamos, arriba ese ánimo! Pues, siempre, siempre habrá un mejor tiempo por florecer. Nuevos porvenires perfumaran el pronto amanecer.

—✍️ Luis E. 🇨🇴