Cuando yo era un niño chico y la lluvia me calaba,
me reía de mi sombra y jugaba con el aire,
escuchaba los naranjos despertar en mi ventana
contemplando el mundo, absorto, y el rocío en la mañana…
Cuando el sol de cada día resplandecía cambiante
y en la noche, aún más hermosas, las estrellas tiritaban…
Cuando escuchaba los cuentos de los viejos con cuidado,
anhelando una aventura tan lejana como extraña…
Cuando yo era un niño chico y, corriendo por las calles,
me cansaba cada tarde de jugar entre los coches…
De repente, sin descanso, fueron pasando los años,
y en silencio, sin sosiego, han transcurrido mis días
uno tras otro, entre luces, y otras veces entre sombras,
y he llegado, en mi camino, al lugar de las incógnitas,
al momento relevante, de no saber hacia dónde
dirigir mis pasos firmes en ausencia de las luces…
Detenido espero, atento, el avance los tiempos,
y amaneciendo en el día escucho el canto del pájaro
para gozar de la vida mientras recuerde mi infancia:
cuando yo era un niño chico y la lluvia me calaba…
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Comentarios1
Muy buena reflexión sobre la vida amigo Poeta, le cuento que mientras leía sus pinceladas, recordaba los días de mi infancia, a veces el niño se me extravía y trato de encontrarlo rápidamente. Me gustaron muchos sus letras. Le deseo un excelente fin de semana.
Gracias por sus palabras. En algún momento de nuestra vida sale a flote el niño que llevamos dentro...
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