EL AGUARIBAY

Carlos Justino Caballero

 

 

El aguaribay, pequeño y frágil, era  reservado

a cubrir ese desgarro que era brecha

en la protección de los vientos del norte.

Mordiendo piedra y tierra se elevaba

entre el soberbio álamo y el eucalipto añil,

ya seniles…

Lisonjeros sonidos de las brisas

o pasados lamentos en las sombras del entorno

miraban al intruso que buscaba altura

y vivir su vida lleno de esperanzas.

Las nimias luces de la noche escuchaban

su canción de crepúsculo a crepúsculo

y el brillo del día iluminaba su conciencia

llena de vital convencimiento.

 

No lo veré yo cuando crecido cubra

ese desgarro en la arboleda,

pero lo imagino ya, altivo y majestuoso,

y me siento enaltecido.

 

 

De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 987-4004-38-3

 

 

 

 

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