las Cosas que se le ocurren A Dios, El Inventario De La Vida, Playas Y Mares.

IMER DIAZ MINA

LAS COSAS QUE SE LE OCURREN A DIOS

Por Imer Díaz Mina

Agosto 10 de 1999

 

Cuando miré tu rostro y en él tu

mirada,

pensé en las cosas que se le ocurren

a Dios.

Ese rostro y aquella mirada perfecta

me traspasa la vida... me aniquila...

Eres hermosa, seductora y así risueña...

Eres franca, portentosa, casi una diosa.

Tu fino olor de mujer sublime

me persigue con un recuerdo,

libre de malas intenciones, del mal y del odio.

Soy feliz en mi diez de agosto,

Cuando un eclipse sombrea la Tierra.

En un once incierto y sombrío...

Vuelvo a ti en todo momento,

Y recuerdo el perfume que usas,

Y mi boca ya escucha tu aliento

Que junto al mío, a mi oído susurra

Te quiero, te amo en una loca

Carrera de sueños, pasiones y miedos.

 

 

 

EL INVENTARIO DE LA VIDA

 

García Márquez, genio de genios!

En el inventario que se hace de vida,

nadie ha querido incluir a la muerte.

En ese inventario todo ha salido a flote.

Y la esperanza es lo único que prevalece,

y sobretodo ganas de seguir un

sendero escabroso, es lo que muchos no han tenido...

y se metieron por un laberinto oscuro,

él de su propio Yo... auto muerte.

Dicen que en ese inventario, sólo incluyeron a la muerte,

hombres  con una conciencia azul.

Hombres que rebosaron los límites

y se hicieron inmortales siendo verdugos...

Esos hombres lacerados por dentro,

ocupan un sitio especial,

en la estrecha caída de la vida,

ellos no saben a que sabe el maíz...

su aliento de sedimento metálico

ha expulsado un olor podrido, un fino olor a mortero

que invade la atmósfera

y el manto de la dignidad humana...

esta vida, intraducible como una música,

se resiste a incluir por siempre

a la muerte...

JULIO 9 1999.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PLAYAS Y MARES

 

 

En las playas y los mares se dibuja

el presente y el ahora...

y el poniente se esconde

Insignificante en los lamentos

del ocaso.

Y el murmullo recóndito del viento

se escucha tenue

en los sórdidos balcones

de tu amor y encanto.

Mares y arenas agitan              

las horas muertas del tiempo

y las olas cubren en letanías

los arbores de tu voz tibia y grisácea.

El agua y la arena, llenas de playa

han hecho verosímil

lo que un día soñé, soñamos...

con el regreso!

 

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