Cuando la última campanada resuene en el hueco caparazón,
y se cierna sobre las escrituras el manto profundo de la noche
y no quede rastro de ocaso alguno; persiguiendo la labor
de los primigenios cráneos, sólo habrá un indicio; designio lento
que quedará retumbando en el ajetreado esqueleto,
habremos comprendido al fin que la pequeña diferencia entre
garabatos y el logro alcanzado por sabios; es apenas cuestión
de sentido y significado,el equilibrio justo del ser humano
que ha podido volcar su conocimiento por la gracia divina
la cual, amable nos ha ido iluminando el camino...
De tal gracia ansío probar un solo bocado, pero al parecer
no es menú de los derrotados; no es un plato que se sirva a
los tantos entes simples y mortales por ser tan desconsiderados...
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Comentarios1
Que debería seguir escribiendo
Abrazos
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