Añil

Sergio DeBaires



Bautízame en tu pila con las aguas
de tus ojos nublados por mareas
de sol agazapado en las plateas
que ocultas procazmente en tus enaguas.

Pestañas de azafrán como paraguas
curvados al revés; dulces maneas;
y el rastro delator si las oreas
en tus suaves mejillas: bellas fraguas. 


Transpíra en los trigales de tu bozo
el deseo carnal que me subleva
con el grito tallado en nuestro gozo.

Que yo seré la fuente donde abreva
tu seno de mujer y el alborozo
de que sea tu Adán y tú mi Eva.

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