Nada en especial. Solo un día más.

En su oscuridad me refugio. En la oscuridad me oculto, no quiero que salga el sol, no quiero que sea mañana, porque mañana podría ser el día de mi juicio. Tiemblo en mi cama, me muevo de un lado a otro, sin poder dormir.

Noches atrás, me he despertado llorando. Días atrás, siento que mis pensamientos taladran mi cabeza. Voces que no puedo callar. Mis manos tiemblan, y en medio de la calle, aguanto mis lágrimas para ofrendarlas a esta noche, llorando, apretando mis manos, buscando refugio, un consuelo en la oscuridad. Me acechan las sombras del mañana. Me destrozan los recuerdos del pasado. No necesito dormir para tener pesadillas, ya las vivo en carne propia. Me tiemblan las piernas. El miedo y la desesperación se apoderan de mi.

Le temo a la luz del sol, no quiero que amanezca, porque al amanecer tendré que sufrir, lo sé y me aterra. El miedo me paraliza, soy una presa fácil, indefensa y asustadiza, perseguido siempre por la luz del mañana. El mañana, mi depredador.