Lágrimas por sus mejillas

Carlos E Vargas

  Hoy solo resbalaban lágrimas por sus mejillas, sus ojos enrojecidos, de los que antes solo brotaban destellos brillantes, eran causante de este fluir de penas, llorar era su condena tal vez, ese llanto terminará oxidando sus cadenas.
   
  Con pasos vacilante divagaba entre la gente, entre callejuelas. Sumida en su mente, recorriendo laberintos de recuerdos, de ayeres, viendo escenas de momentos de dicha, de alegría le parecía que veía cuadros en una galería, era ella la que aparecía en cada obra, pero le eran tan ajena esas imágenes, tan lejanas como si fueran de alguien más, pero no de ella. 
  En lo que parecía una especie de vertiginosa proyección en cámara rápida, pero a su vez tan entendibles, fueron sucediendose más y más momentos, que cómo un látigo acentuaban, el dolor que la consumía.  Un gelido frío  ascendía por ella.
  
   Más risas, compartires, pasteles, velas sopladas, ayudas en tareas, nacimientos, lágrimas de alegrías, el llanto de un niño,  todo en el intenso analepsis que no cesaba.  Copas, brindis una gran fiesta, bendiciones de un padre en un altar,  muchos nervios.

 Seguía subiendo el frío,  en su etéreo andar sus lágrimas seguían bajando por su rostro, con pesadez paso el dorso de la manga del suéter, por su rostro, empapando excesivamente el mismo, pero si prestarle atención.

  Así paso quien sabe cuánto , alucinado mirando dentro de sí diseccionando más y más vivencias, había perdido totalmente la persecion  del tiempo.
  
  Salió de su ensimismamiento al escuchar el sonido de una sirena, se sorprendió así misma de como pudo abstraerse de aquella manera, a pocos pasos de dónde tuvo conciencia nuevamente de sí, había un grupo de gente aglomerada , sin saber por qué un terror que nunca había sentido se apoderó enteramente de su ser.

 Algo la detenía y a su vez sentía que debía observar,  se apresuró paso de la gente sin resistencia alguna y no podía creer lo que estaba viendo.

Se vio así misma, yaciendo en el suelo, !pero, como es posible¡ Gritó, gritó como nunca lo había hecho,  ayudenla, ayúdenme, le dijo a la persona más cercana, un hombre de traje y gafas,  que hizo caso omiso de su petición.

 Indignada intento tomar por el brazo al hombre, pero no pudo, su mano se cerró sobre si, traspasandolo como sí el fuera una ilusión.

 Esto no hizo más que agregar aún más temor y confusión del que ya sentía.

 Siguió hacia ella misma y como quien ve su reflejo en un espejo comenzó a detallarse, vio la manga de su suéter totalmente impregnada de sangre y su cara aún manchada de ella.

 Apenas posó su temblorosa mano en el rostro que tenía enfrente, es decir el suyo. Como el peso de un yunque otro recuerdo la asalto, era muy reciente y todo parecía tomar sentido una vez que lo vio.

 Se vio corriendo, solo quería alejarse de todo por un rato, no quería ser víctima de preguntas de nadie, cruzo la calle rápidamente, no vió ningún auto cerca, o al menos eso creyó,  escucho un frenazo y se vio impactada hacía adelante con extrema violencia, solo la cera fue sorda testigo del golpe seco de su cráneo contra ella.

 Ahora lo entendía todo, se levantó, sin pensar salió corriendo desesperadamente.
 
  Solo resbalaban lágrimas por sus mejillas,sus ojos enrojecidos, de los que antes solo brotaban destellos brillantes, eran causante de este fluir de penas.

  

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Comentarios +

Comentarios1

  • racsonando

    Muy buen pasaje de letras. ¡Todo un placer leerle!
    Abrazos.



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