Mi Espíritu

En mis abismos, dentro esta carne asentada,
el espíritu se desvela en resplandor sacro,
como un éter incorpóreo, etéreo, sempiterno,
cuál esencia primordial, en lo más hondo yace anclado.

Susurra el viento el lamento de su anhelo,
preso de caprichos sínicos, ignaros tiempos de duelo,
mientras los ecos reverberan en el tiempo,
se adentra en lo profundo, en su inmenso desvelo.

En cada latido pálpito la búsqueda,
la danza eterna de lo insondable, trascendente,
el anhelo de desvelar el velo de la vida,
descubrir cuál es su propósito latente.

En los claroscuros de su existencia mundana,
en los sueños su alma encuentra la sublime ventana,
donde trasciende las barreras terrenales,
se funde en la esencia de lo eterno, sin bien ni males.

Palpa la íntima esencia, en lo profundo hundida,
cuál tesoro oculto en los pliegues su existir,
entre los vértices de la incierta medida,
descubrió la esencia que anhela florecer, compartir.