Nuestras vidas a su lado

Anne Black

Anoche tenía las palabras justas para narrar lo que voy a narrar. No obstante desperté y caí en que las había olvidado, lo único que tengo para arrancar son palabras sueltas, y ahora que lo pienso se me vienen un montón de comienzos, como por ejemplo, la vida que no es mas que una circunstancia que arranca como un cuento, un cuento que con el transcurso del tiempo ira creciendo, y ya no será un cuento. 
Me acuerdo que de chica quería escribir sobre mi, pero nunca supe cómo se empezaba y cómo se terminaba, qué contar y que obviar, o si era mejor contar todo de una vez, pero uno nunca termina de contar, sino hasta que se muere y por un tiempo otros hablan de ti hasta que el duelo cesa y poco a poco quedas vivo solo en recuerdos de tus seres mas cercanos. 《Iba a cometer la torpeza de decir "amados", pero no todos nos recuerdan con amor. Sería negar que no todo el mundo llega a querernos》entonces me vi en la encrucijada de qué revelar y cómo revelarlo, además tengo la mala suerte de no ser muy detallista, de saltarme los tiempos con frecuencia y sin avisar. No sé por qué, nunca lo supe. Bueno la verdad es que ya me desvíe de lo que quería contarles, sin embargo eso me suele ocurrir a menudo, lo de desviarme... todo hubiese sido mas sencillo si seis años atrás no hubiese tomado la decisión de llamarme, si yo no hubiese respondido y no me hubiese desesperado en responder que sí, cuando me dijo de vernos sin haberlo pensado bien antes. Capas por eso no le hecho toda la responsabilidad a él, tal vez si dos segundos antes la batería de mi teléfono celular se hubiese agotado y apagado de inmediato, yo no estaría en este instante escribiendo esto. O si me hubiese aferrado a mi poca valentía y sencillamente ignorado la llamada, o atender y al escuchar su voz colgar sin decir nada. Pero nada de eso paso, atendí y respondí todas sus preguntas y dije que si de vernos y los seis años pasaron y ahora escribo una pequeña continuación de mi vida a su lado. Si bien ya había escrito como era vivir con él, de los días buenos y un poco mas de los malos, tengo que confesarle al lector que me veo en la penosa necesidad de revelar que aquel capítulo que llame "una vida nueva comienza" fue ficticia, no ocurrió y sigo atada a ese hombre cruel. Podrán creer que soy muy estúpida, que a sabiendas de mi destrucción propia dicha continúa siendo una agonía, me miento diciendo que soy feliz, que no hay obstáculo  ni barrera que pueda con nosotros. No obstante retornamos al odio y a abrir nuevas heridas, a lastimar mas las heridas que ya estaban hechas sin posibilidad de cicatrización. Volvimos a mirarnos con frialdad,  a no soportarnos y creo que hasta dejamos de querernos o yo deje de quererlo, siempre tuve la sospecha y hasta a veces la certeza de que él no me quería, que no me quiso nunca a decir verdad. Pero yo era una nena, ingenua y me aferré a lo posible, segura de poder enamorarlo, me dedique a lleno a conseguirlo y silenciosamente iba perdiendo confianza en mi misma, seguridad y algo de eso que llaman "autoestima". Creo que alguna vez lo mencione en aquel libro que nunca publique, que solo unos cuantos llegaron a leer y a compadecerse un poco de mi o de Paula y despreciar a Mariano.  Y no digo eso de compadecerse por decir, o porque me dieron la impresión de que así fue, no, al contrario, lo digo porque en realidad paso, entre los consejos de que lo dejara y me fuera lejos con Clara para iniciar una nueva vida. Tal vez sea ese el motivo por el que insisto con lo de la llamada, si no hubiese respondido Clara no hubiese nacido y con eso no quiero decir que me arrepienta de su nacimiento, jamás podría. Sin embargo, no es lo mismo una víctima que dos, y menos cuando se es tan pequeña, dentro de mi raciocinio me lamento por ella y no por mi. Nunca quise que protagonizara mis peleas con su padre, que oyera nuestros insultos o fuera testigo de los golpes que recibía de parte del hombre que debería haber sido el príncipe encantado de Clara, el amor de su vida, su papito querido. Pero todo se dio así, mi ceguera no me permitió ver mas allá y cometí el grave error de que Clara presenciara cosas horribles, la llenamos de temores y no hay justificación que valga, debo aceptar mis queridos lectores que no he sido buena madre, pero amo a mi hija como nadie la amara... perdón, como nadie no, porque sus hijos, mis futuros nietos superarán ese amor incondicional, solo espero que ese día llegue a ser una buena abuela. Pero otra vez me estoy desviando del asunto, me salto a un futuro lejano que vaya a saber uno si ocurra, si Clara querrá tener hijos o no, entonces se me viene a la cabeza si querrá casarse siquiera, si el haber vivido dentro de la violencia la lleve a cerrarse a un buen amor, no me lo perdonaría y tampoco se lo perdonaría a Mariano. No le perdonaría que Clara sufra su rechazo como padre, su dureza, la indiferencia en los logros y en las derrotas, me parece que para una niña el primer hombre de su vida es su propio padre, su orgullo y la guía durante el crecimiento, o al menos para mi, mi padre lo era todo aunque haya  estado ausente en el mayor tiempo de mi niñez, de alguna manera, consiguió hacerme saber que me amaba. Sin embargo Mariano se muestra rígido dejando en claro que no es de fiar, que Clara parece serle un estorbo.
Entre las pausas que he hecho antes de continuar escribiendo me doy cuenta que en realidad esto no se trata de mi vida a su lado, sino mas bien, de nuestras vidas a su lado, de la de Clara y la mía y, cuanto mas lo razono, mas me entristece el final que se aproxima, un final que no es final hasta que tome el valor para abandonarlo. Para agarrar a nuestra hija y marchar lejos, sin decir nada, sin despedirnos. No, no es un punto final, es mas bien un, continuará...

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  • Autor: Anne Black (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de junio de 2023 a las 21:18
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 8
  • Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
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