Estampa inimaginable.

En la mañana verde,
junto a la faz de una rosa, tú mariposa,
silenciosa y envolvente,
que Dios en tu jardín hoy amanece...

A su cálida imagen,
le escribes con letras hechas de aire,
y una pequeña frase,
cual lectura que le seduce...

Y todo confluye,
el mar radiante con el alto monte,
y tú la mariposa,
en ida y vuelta en un vaivén...

Que si pintor yo fuese,
te dibujaría en un teatro celeste,
que libre te resalte,
con Dios en una estampa inimaginable...