El globo de mi hija.

el brujo de letziaga

Era el cumpleaños de mi hija pequeña coincidente en el calendario con un día de domingo del mes de mayo, y para conmemorar la efemérides, bajé con ella a la plaza del pueblo aquella tarde soleada, a escuchar la orquestina tocar sus bailables y disfrutar del ambiente festivo por allí existente.


En uno de los puestos de golosinas, pistolas de agua, cornetines etc...la compré una piruleta de caramelo para chupar y un globo atado a un palito de madera, y ella tan alegre y contenta paseaba a mi vera llena de dicha.


Pero resulta que en un momento determinado el globo se le escapó de sus finas manos y empezó a volar, primero a la altura de uno de los árboles, y luego fue subiendo hacia el campanario de la iglesia y subía y subía cada vez más alto, hasta que desapareció de nuestras miradas, y entonces, noté como mi hija se aferró fuertemente con una de sus manos a la mía. Y hasta que llegamos a casa y abrazó a su madre, ella no soltó en ningún momento mi mano. Una película de dibujos animados en la televisión y una bolsa de patatas fritas arregló algo su disgusto o sus miedos.


No soy psicólogo pero yo creo que, mi hija en el mismo momento en que se le escapó su globo y lo perdió definitivamente, se dio cuenta de la existencia del sentimiento de ausencia, de la pérdida material de algo evidente que le produjo un impacto emocional, y que esa pérdida es consustancial a todos los ámbitos de la vida incluyendo la humana y cercana, y posiblemente por ello, su reacción fue aferrarse a mi fuertemente con su mano.

 

¿A dónde irá ese globo
que se ha escapado de las manos
de mi niña pequeña?

 

Un árbol de la plaza
El campanario de la iglesia
Y una nube sin destino
que se unen a ese misterioso enigma.

 

Entonces el fotógrafo,
capta la imagen del globo en su huida,
y toda esa felicidad
que la gente caldea en su mirada
bajo un liviano sol de mayo.

 

Y de pronto...
que lejos estamos ya
del globo que vuela hacia la bruma
de una aventura incierta.

 

Y que se va con el viento en fuga
Y se esconde
En la ausencia repleta de los globos de nadie.

 

Abriéndose entonces entre mis dedos
los dedos de la niña
en el espejo triste de la escena.

 

Y no existe ánimo que valga
al vacío de la verdad
y de la vida.

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