ABRÁZAME

ABRÁZAME

 

Abrázame…

Abrázame… Que retengo lacerantes espinos

que clavando sus púas aleves, ultrajan mi alma.

Ay. Que siento un dolor, amargo como hiel y antiguo,

y que sorprende los flancos de mis noches calladas.

 

Abrázame…

Abrázame… en la salada huella de los miedos

que en el cóncavo universo olvidaron la esperanza,

alejando de mi horizonte el más cercano puerto

de luces pequeñitas, detenidas pero intactas.

 

Abrázame…

Abrázame… que siento un vacío y tengo las fuerzas

menguadas por el rito resbaloso de los días,

que me vuelve el corazón como esas tierras desiertas

donde ni las sombras crecen porque no hay alegrías.

 

Abrázame…

Abrázame, que cuando se anda sobre un mar bravío,

tus brazos son alivio para esta oquedad que llevo.

En momentos de zozobra, de bienestar esquivo,

abrázame, como tan solo tú sabes hacerlo.

 

Ángel Alberto Cuesta Martín.